Adornada de papel picado de colores, con grandes ollas de barro y arcos de caña y flores en puertas de casas, comercios y hasta dependencias públicas, Oaxaca conmemora como cada año la tradicional Samaritana.
De acuerdo a los historiadores, como el cronista Jorge Bueno Sánchez, la tradición llegó a la capital por los evangelizadores en el siglo XVI, cuando empiezan a distribuir aguas en los diferentes templos católicos.
De acuerdo a las primeras prácticas, las mujeres de los barrios y las chinas oaxaqueñas de aquella época, “fungían como madrinas y con grandes ollas repartían bebidas de horchata, limón y chilacayota”.
Mensaje de paz, el origen de la celebración: Padre Wilfrido Mayren
Para el sacerdote Wilfrido Mayren, esta celebración representa el pasaje bíblico, en el que una mujer tiene un encuentro con Jesús de Nazaret y le ofrece agua.
En ese sentido, el padre pidió a la grey católica recordar y vivificar este encuentro “tomando en cuenta que Jesús es quien puede saciar la sed espiritual.
Es una inagotable fuente de agua viva, manantial de gracia que conduce a la vida eterna y que aleja de injusticias, violencia y agresiones, es un camino seguro, de paz dicha y felicidad”.
Invitó a toda la feligresía y a los visitantes nacionales y extranjeros a disfrutar de esta conmemoración, “los espero en el Atrio de la Iglesia de Xochimilco para que después de bendecir las aguas, nieves y dulces puedan degustarlas”.
Aguas de sabores, dulces regionales y nieves, se obsequian en las puertas de casas, comercios y edificios públicos a toda persona que se acerca, a partir de las 12:00 horas.
Las aguas son de horchata, jamaica, chilacayota, limón con chía, así como nieves de sorbete, leche quemada con tuna, pétalos de rosa entre otras.