El golpe de estado que el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas le asestó al senador Miguel Ángel Osorio Chong abre más la división que ha llevado a ese partido al calabozo y en la antesala de desaparecer o convertirse en morralla, “Alito” Moreno, el campechano, pretende asegurar su permanencia hasta el 2024 en la dirigencia nacional que vence en agosto, pero no puede, porque fue impugnado y el INE lo trabó.
Aferrado al cargo, sabedor que el priismo dividido valió chetos, y solo gobiernan dos estados en el país, Estado de México, donde habrá elecciones y perderán irremediablemente; y Coahuila que es la entidad donde cifran sus esperanzas de mantener la gubernatura, su futuro se tornó incierto.
Pero a la par de ello, también necesitaba recuperar el control de la bancada del PRI en el Senado de la República, puesto que Osorio Chong siempre le declaró la guerra pública exigiendo su salida y la no permanencia en la dirigencia nacional hasta el 2024 y le ganó, esa es la verdadera razón por la que desde el Comité Ejecutivo Nacional priista salió hasta la convocatoria de sus senadores afines para imponer al guerrerense Manuel Añorve.
Que “Alito” Moreno haya dicho que no tuvo que ver y que fue decisión de la mayoría, eso solo es un choro mareador que ni él mismo se la creyó.
Fue aquél 23 de diciembre de 2022, en que los senadores Miguel Ángel Osorio Chong y Claudia Ruiz Massieu impugnaron ante el Tribunal Electoral federal la reforma a los estatutos del PRI que permitirían a Alejandro Moreno Cárdenas extender su dirigencia hasta 2024.
En ese entonces, los legisladores señalaron que el Consejo Político Nacional no tiene facultades para modificar los estatutos, salvo en casos excepcionales, y que el órgano interno autorizado para ello es la Asamblea Nacional, el máximo órgano de decisión partidista.
Los políticos priistas también señalaron que los estatutos no pueden reformarse en periodos electorales, y precisaron que ya están en puerta los comicios en el Estado de México y en Coahuila, en los que se renovará la gubernatura en junio de 2023.
Fue así como el Instituto Nacional Electoral le impidió a Moreno Cárdenas poder extender su permanencia en el CEN hasta 2024.
La guerra estaba declarada entre esos dos grupos priistas.
En la conferencia de prensa que ofreció Osorio Chong, a quien en dos horas lo destituyeron del cargo, soltó que “a Alejandro Moreno no le gustó lo que interpusimos en recurso para evitar su porfiriato, de quedarse en el partido mucho tiempo más. Le ganamos jurídicamente, el INE ya dio su resolución”.
Y con la caída de Osorio Chong, Moreno Cárdenas ya tendría el control de las dos bancadas legislativas y con ello valdrían más sus “negociaciones” con el presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque este último es un hueso duro de roer, sino se alinea le vuelve a sacar su larga cola de corrupción.
Aunque la del PRI sería una bancada mermada en el Senado de la República, porque se quedaría sin cuatro senadores Miguel Ángel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu, Eruviel Ávila y Nuvia Mayorga, a quienes el Verde Ecologista de México les ha pedido integrarse a su fracción legislativa.
Aquí es importante precisar que las cámaras legislativas en México están diseñadas para acuerdos de cúpulas no para legisladores independientes, valen más estando en una bancada parlamentaria, que irse por la libre, difícilmente podrían avanzar solos.
Estos priistas nunca aprendieron la lección al haber perdido la Presidencia de la República en 2018 y de ahí se vinieron en cascada las derrotas en prácticamente toda la República Mexicana, “Alito” y su camarilla, llámese Manlio Fabio Beltrones son los responsables del colapso del Partido Revolucionario Institucional, pero ojo, tiene un camino muy complicado si insiste en ser candidato a la Presidencia de la República.
Con toda la división que ha ocasionado al interior del PRI, no tendría ninguna posibilidad y si van en alianza para 2024, el Partido Acción Nacional es quien pondría al o la candidata a la Presidencia de la República.
En el camino, Moreno ha dejado una estela de divisionismo entre priistas en los estados, sobre todo en Oaxaca, ahora quebró a la bancada en el Senado de apenas 13 senadores, cuatro estarían fuera de la misma y con ello debilitó más al priismo, hoy solo quedan en el baúl de los recuerdos.
Morena es hoy el partido que ocupa la mayoría de los espacios que antes pertenecieron al PRI, con todos los errores que tiene la #4T, porque también hay que decirlo, los aplastó, mientras “Alito” Moreno sigue claveteando el ataúd del partido tricolor.
¡Qué cosas!
DE COLOFÓN: Nos comentan que una de las ex priistas que abandonó el barco recientemente, luego de que el PRI le regalara una curul, Gabriela Pérez López, anda de capa caída, porque la determinación de su papá Eviel Pérez Magaña de mandarla al Verde Ecologista no resultó ser la mejor decisión.
La diputada anda mendingando apoyos con la #4T, porque hasta el momento no les han dado ningún extra en el Congreso del Estado, todo se lo queda Samuel Gurrión Matías, y lo único para lo que, si la ocupan no solo a la legisladora en referencia, también a los otros que abandonaron el barco del tricolor, es a dar tequio y barrer calles.
Me extraña que no sepan que una de las líneas discursivas que desde campaña lo dijo el hoy gobernador de Oaxaca, Salomón Jara Cruz, es que los priistas arrepentidos se irían hacer cola y lo más chusco de estas traiciones, es que se fue sin “negociar” antes con quien tuvo los acuerdos, ni a Eviel Pérez Magaña le han dado cargo, solo se le ha visto rondar por Palacio de Gobierno.
Para hacer ese papelón, mejor se hubieran quedado donde estaban o de plano quedarse de independiente, valen más siendo oposición que perteneciendo a un partido morralla que es apéndice de Morena, no los pelan, porque las y los morenistas cerraron filas, no dejan pasar a nadie, rechazan todo lo que huela a “traición” y al PRI.
En el pecado llevan la penitencia.
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