En la tierra del Dios Nunca Muere, las notas musicales del himno de los oaxaqueños resonaron con tristeza y melancolía. La Rotonda de las Azucenas vibró con un minuto de aplausos en honor de la creadora de Flor de Piña Paulina Ortiz Ocampo y Karina León, integrantes de la delegación de Tuxtepec, esta última perdió la vida en un trágico accidente días antes de la primera edición de la Guelaguetza.
Con espectadores atentos a lo que venía, arrancó la primera edición de la máxima fiesta de Oaxaca y la primera con un gobierno de alternancia, el cual prometió la inclusión de las 16 etnias y el pueblo afromexicano.
“Es para mi un honor representar a la deidad de la Diosa Centéotl. Disfruten de estas fiestas”, manifestó Leticia Santiago Guzmán quien este año fue nombrada Diosa del Maíz, todo ello en medio de un Auditorio Guelaguetza semiocupado.
La chirimia abrió paso y detrás de ellos las Chinas Oaxaqueñas, enfundadas en faldas de colores y con el cabello trenzado, las mujeres bailaban al son del Jarabe del Valle, mientras los hombres se movían al mismo compás, pero con farol y marmota en mano.
Desde la tierra de María Sabina, llegaron al centro del Auditorio Guelaguetza con el Recibimiento de los Novios y la Flor de Naranjo. Entre marmotas y toritos hizo su arribo San Sebastián Tutla, quien por momentos fue ovacionado.
San Lucas Ojitlán se presentó con La Vida del Hombre y la Mujer en el Campo a ritmo de marimba y sones tropicales, los cuales no se habían escuchado en la Guelaguetza.
Las chilenas hicieron vibrar a más de uno, era Santa Catarina Juquila con sus mujeres vestidas de faldas de colores reacios y listones multicolores. La blancura de los trajes, mujeres y hombres de serio semblante bailaron Sones y Jarabes de Betaza.
Fue San Francisco del Mar de la etnia Ikoots, quien por primera vez pisó el Auditorio Guelaguetza con Homenaje Luctuoso y Martes Santo, después llegó el turno de Santa María Tonameca, quienes presentaron Mayordomía de la Bandera 12 de Mayo y 16 de agosto.
Al compás de las notas musicales, los sombreros y manos se avivaron con el segundo himno de los oaxaqueños: La Canción Mixteca. ¡Quisiera reír, quisiera llorar de sentimiento!, vibraba el Auditorio Guelaguetza que después los penachos lucieron al ritmo de la Danza de la Pluma y entre aplausos de los invitados especiales como el secretario de Turismo Miguel Torruco Márquez.
Desde Collantes de la Costa de Oaxaca, los diablos hicieron vibrar en ocasiones al público ávido de observar a la delegación de Tuxtepec con Flor de Piña. Teopoxco llegó con su Ritmo de Matrimonio.
Altivas y bellas aparecieron las tehuanas con la Vela Sandunga. Al ritmo de polca los hombres presentaban su gallardía. La Rotonda de las Azucenas retumbó al ritmo de Flor de Piña, cada movimiento fue dedicado a Kari León integrante de la delegación quien perdió la vida en un trágico accidente en la víspera de su presentación.
Los aplausos se hicieron sentir luego de que la delegación de Pinotepa Nacional abrazara a sus hermanas de Tuxtepec, con un conmovedor mensaje, pero antes Ejutla de Crespo se hizo presente.
El gobernador Salomón Jara Cruz aseguró que fue una de las Guelaguetza’s mejor organizadas, aunque después de dos horas de iniciada la máxima fiesta lograron llenar los palco “C” y “D” y por ese hecho fueron criticados severamente en redes sociales.