-Oaxaca está sumido en una espiral de violencia e inestabilidad, que se incrementará los próximos meses, advierte Educa
-Advierten activistas que Oaxaca podría convertirse en escenarios similares de criminalidad a la que vive la frontera Comalapa en Chiapas
El gobierno estatal, que encabeza el morenista Salomón Jara, pretende “invisibilizar la violencia” y la “ingobernabilidad” que predominan en varias zonas de la entidad “porque no pueden satisfacer la demanda, los retos y los desafíos que la sociedad está presentando actualmente”, sentenció el activista Mario Quintero, integrante de la Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo en Defensa de la Tierra y del Territorio (APIIDTT).
Quintero sostuvo que las aseveraciones que mantienen los máximos representantes de la actual autoridad estatal, como es el caso de Salomón Jara, pero también el secretario de Gobierno, Jesús Romero López, en el sentido de que Oaxaca es el séptimo estado más seguro del país, son declaraciones “totalmente absurdas, falsas e inclusive violentas”, al estigmatizar, menospreciar e invisibilizar que Oaxaca es un estado violento.
Desde hace cinco años, la APIIDTT ha denunciado diversas prácticas de intimidación, acoso, despojo y represión ejecutadas por las actuales autoridades federales y estatales, en contra de la población que se ha negado y ha cuestionado la construcción del Corredor Interoceánico, en la región del Istmo de Tehuantepec.
En ese sentido, el defensor de la tierra y el territorio advirtió que la alta conflictividad que prevalece en distintos sectores sociales, que se han traducido en problemas agrarios entre comunidades, conflictos laborales y también sociales, como en la región del Istmo de Tehuantepec, se han agudizado por la irrupción de la delincuencia organizada, una situación que ha descompuesto aún más el tejido social del estado, poniéndolo en condiciones más graves que las que predominaban durante el conflicto político social de 2006, considerado el más intenso de la época moderna de la entidad.
“Esto ha ido en un aumento profundo de la violencia, que el Estado ha generado a partir de una política de ineptitud y de ineficiencia hacia los ataques no solamente contra periodistas y defensores sino contra la misma población civil.
“En estos tres o cuatro años que han transcurrido, la violencia ha aumentado significativamente, transformado a la región del Istmo de Tehuantepec en un territorio de tránsito y de sacrificio”, agregó el activista.
Para Quintero es tan grave la condición actual de criminalidad e inestabilidad social que se vive en el estado, que Oaxaca, en este momento, transita una ruta que podría llevarlo a recrear escenarios similares a los observados durante los últimos meses en el sureste de Chiapas, en lugares como el municipio Frontera Comalapa, donde grupos delictivos han tomado el control de varias demarcaciones o incluso municipios enteros.
“Oaxaca es un estado violento (y) no estamos muy lejos de convertirnos en lo que ha ocurrido al sureste de la frontera en Chiapas; entonces, las declaraciones son totalmente absurdas, falsas e inclusive violentas, al estigmatizar, menospreciar e invisibilizar que Oaxaca es un estado violento”, reiteró.
“Yo no lo espero; yo no lo deseo, pero Oaxaca está en una situación peor que en el 2006. Solamente que, ahora, lamentablemente, a la gran fuerza política que ha representado el magisterio oaxaqueño a nivel nacional, no sólo estatal, la tienen doblegada con estas condiciones (negociaciones) políticas, que son habituales de los estados para mantener su legitimidad.
“Oaxaca está en un proceso muy grave”, resaltó… “Yo, en serio, no espero, pero estamos a unos pasos de que reviente un proceso tan violento como lo que está ocurriendo en Chiapas; entonces, ni el movimiento social, mucho menos el Estado vamos a poder sobrevivir a una violencia tan drástica y hegemónica como es la estructura transnacional del crimen organizado”.
Para el representante, uno de los ejes más importantes de la descomposición social que se vive en el estado radica en la región del Istmo de Tehuantepec, donde la creación del Corredor Interoceánico ha confrontado a los pueblos y a los ciudadanos con autoridades, en un fenómeno que también ha despertado el interés de grupos delictivos.
“Es un reflejo de un proceso impositivo en la región del Istmo de Tehuantepec que tiene que ver con la implementación de una serie de proyectos de desarrollo que están pensados desde una lógica que va más allá del Gobierno Federal, del gobierno estatal, incluso del propio Ejército que tiene el control de estos proyectos estratégicos en este momento.
“Estamos viviendo la proliferación de los grupos del crimen organizado que están encontrando en la región el punto ideal no sólo para aumentar su capacidad económica y militar, sino para posicionarse como potencias frente a estos proyectos que se están generando y, como ha pasado en el norte del país, va a ser su bastión económico a futuro, como pasó en lo que fue la frontera norte con Ciudad Juárez, cuando llegaron todos estos procesos de industrialización constante”.
Violencia e inestabilidad social irán al alza
Para la organización Servicios para una Educación Alternativa (Educa) los niveles de desestabilidad, inseguridad y violencia que privan en el estado son graves y están relacionados con la fusión que han sostenido los cacicazgos regionales, que han imperado durante décadas en Oaxaca, con delincuentes de organizaciones nacionales.
Es tal la situación que impera en varios puntos de la entidad, principalmente aquellos donde se suscitan conflictos agrarios o de resistencia civil contra proyectos que las autoridades buscan instaurar de manera represiva, como es el caso de Paso de la Reina, donde seis activistas fueron ejecutados en 2022, que por hoy es imposible establecer de dónde proviene la violencia, si de caciques, del Estado o de criminales organizados.
Estallado fallido
El director de Educa, Marcos Leyva Madrid, sostuvo que si bien las condiciones de inseguridad y descomposición no comenzaron con el actual gobierno estatal, sus autoridades no han hecho nada por revertir los efectos de un sistema fallido que ha imperado en Oaxaca durante años.
“Más que este gobierno, traemos un acumulado de políticas fallidas, que no han resuelto esta problemática. Ahora ya, con este gobierno que cumplirá 10 meses, tampoco se ve con claridad esta política de seguridad”.
Agregó: “Somos reflejos de lo nacional: Ya no se logra distinguir cuándo es el Estado (y) entonces, ya no hay mucha distinción de cuándo son estos cacicazgos políticos que ejercen el poder de manera autoritaria y las acciones del crimen organizado.
“Partimos de una idea de que, muchas veces, una estrategia del crimen organizado ha sido generar alianzas con estos caciques regionales y en algunos casos promoverlos hasta ocupar puestos públicos; ahí hay una preocupación también sobre cómo desenmascarar, cómo desnudar este nudo que existe en términos de seguridad”, añadió.
El activista refirió que de acuerdo con varios análisis hechos por organizaciones no gubernamentales de diversas partes del país, Oaxaca está inmiscuido en una espiral que apunta a que la polaridad social y la violencia permanezcan en crecimiento durante los próximos meses, en una situación que también impera en entidades como, Chiapas, Coahuila, Chihuahua, Jalisco y la Ciudad de México.
“Sí, tenemos el escenario que esa situación de violencia pueda ir incrementándose; creemos también que en términos de seguridad, la estrategia no ha funcionado. Creemos que militarizar la seguridad no ha sido la mejor opción si es necesario hacer un trabajo gobierno sociedad civil y generar una nueva estrategia de seguridad”.
Leyva Madrid sostuvo que la autoridad local debe buscar nuevas estrategias para contener la delincuencia y la inestabilidad y no apostar por militarizar los cuerpos policiacos, como lo promueve el Gobierno federal”.
“Lo que preocupa, viendo lo que pasa en el país, es que se quiere llevar a cabo una militarización de la seguridad. Creemos que eso tampoco ha funcionado en el país u otros estados y nos preocuparía que pudiera ser eso la opción del gobierno actual”, puntualizó.