El 16 de noviembre de 1973, una información publicada en el diario Oaxaca Gráfico, firmada por la periodista, Arcelia Yañiz, daba cuenta de la inauguración, el día anterior, de la Ciudad Universitaria que el próximo día 15 cumple medio siglo de existencia.
El encabezado periodístico: “Emotivos adioses a las viejas escuelas que se instalan este día en la moderna Ciudad Universitaria”, revelaba nostalgia por lo que representaba la mudanza de las tres primeras escuelas a las instalaciones que se estaban construyendo en terrenos de la ex hacienda Cinco Señores.
La adquisición de este bien inmueble era resultado de la gestión de las y los universitarios, encabezados por el rector, Rubén Vasconcelos Beltrán, ante instancias estatales y federales. Gobernaba el estado un exrector: Fernando Gómez Sandoval y en la Secretaría de Educación Pública despachaba otro ilustre oaxaqueño: el ingeniero Víctor Bravo Ahuja, impulsor también de la educación técnica y tecnológica en el estado. Después de los trabajos de ampliación del periférico, CU era la zona más alejada del centro histórico al igual que los planteles instalados hacia el norte, en Aguilera.
En la fotografía que testimonia el recorrido, aparecen funcionarios, y destaca el fallecido líder universitario y después asesor jurídico de sindicatos y organizaciones sociales – entre ellos el STEUABJO- Rafael Gasga Iturribarría, quien en aquella época era presidente de la Federación Estudiantil Oaxaqueña. Contrario a los cacicazgos de ahora, que controlan “porros”, estudiantes, sindicatos, funcionarios y trabajadores, dirigentes como Rafael luchaban por ampliar las libertades y la democracia en su Alma Mater, en un contexto más amplio de transformaciones en el país.
En esta remembranza debe recordarse la respetable figura de Rubén Vasconcelos, a la postre cronista de la ciudad capital, que contrasta con la cauda de corrupción que han dejado a su paso varios exrectores que se han aprovechado del cargo para enriquecerse o saltar a cargos políticos.
Las primeras escuelas que posteriormente adquirirían el rango de facultades fueron las de Arquitectura, Ciencias Químicas y Comercio y Administración; hoy el complejo universitario alberga una veintena de unidades académicas (en donde se aloja más del 80 por ciento de las licenciaturas, maestrías y doctorados), el gimnasio, campo deportivo, estacionamientos, una estación de radio cultural y amplios jardines en donde conviven las y los estudiantes, igual que el personal académico y los trabajadores.
CU, como se le nombra, es ya un referente de la educación en el estado, pero ya no es el único complejo de su tipo pues hoy existen instituciones de educación superior de carácter privado y el sistema estatal de universidades, con planteles diseminados en las diferentes regiones del estado.
Para no quedarse atrás, la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) emprendió hace poco un proceso de expansión con ocho nuevas sedes en cinco regiones, incorporando a este proceso a poblaciones que no contaban con opciones de estudio y de investigación.
Paralelamente, malas autoridades universitarias han sido omisas para mantener a favor de la institución notables bienes inmuebles como el edificio que albergó al Tribunal Superior de Justicia, ubicado en el centro histórico de Oaxaca de Juárez -dañado durante el conflicto del año 2006- mismo que el gobernador Alejandro Murat entregó a la UNAM, mientras le regateaba recursos a la universidad local.
Un rápido recorrido por la cumpleañera sede, en el cambiante clima de noviembre, puede dar cuenta de un ambiente de cordialidad y tranquilidad en que convive la comunidad universitaria, con edificios recién pintados, otros en construcción, una sede bancaria, venta privada de alimentos, y sombreados jardines, que contrastan con el abandono en varias partes del circuito escolar, malos olores de la planta de tratamiento de aguas residuales, falta de mantenimiento en áreas que pueden aprovecharse mejor, poca vigilancia, pero sobre todo la falta de servicio de internet para las y los estudiantes que deben estar comprando datos para poder realizar sus trabajos, o bien recurrir a los ciber y papelerías instalados sobre la avenida Universidad. Dejar a los jóvenes sin comunicación, sin que ellos protesten, es un sinsentido, por no decir un agravio, en estos tiempos en que las universidades deben ofrecer todas las facilidades en la formación de las y los profesionales de diversas disciplinas.
Aún con todo el esfuerzo de los universitarios de ayer y hoy, donde su principal activo es el estudiantado, la UABJO no ha logrado desligarse de figuras actuantes y fallecidas que son la antítesis de la ciencia, el arte y la libertad, el emblema que identifica a la casa en donde estudiaron -en el glorioso Instituto de Ciencias y Artes del Estado- figuras señeras como Benito Juárez, Porfirio Díaz y Matías Romero entre muchos otros. Muchas historias más se pueden contar de este medio siglo de CU: ¡Felicidades!
@ernestoreyes14