El primer año de gobierno de Salomón Jara ha culminado, el cual ha estado lleno de incertidumbre, malas decisiones por parte de la gran mayoría de su gabinete, así como limitadas, para no decir que inexistentes, obras públicas. No obstante, en su primer informe de resultados, el mandatario destacó el cumplimiento de su administración para lograr justicia, bienestar y desarrollo social. Destacando que, por primera vez en la historia, Oaxaca es referente de crecimiento y uno de los estados con mayor dinamismo a nivel nacional, con una actividad económica del 10% por arriba del 3.6% del promedio nacional.
Sin embargo, desde hace décadas el análisis del desarrollo y bienestar ha pasado de ser realizado bajo un enfoque exclusivo de indicadores económicos a realizarse de manera multidimensional. Actualmente el Índice de Progreso Social (IPS) es una medición holística muy utilizada para analizar el desempeño social y de bienestar, y que es independiente de indicadores económicos. El índice está basado en un rango de indicadores sociales y ambientales que capturan tres dimensiones del progreso social: Necesidades Humanas Básicas; Fundamentos del Bienestar; y, Oportunidades. Analizando un total de 56 variables que lo integran, y con valores entre 0 y 100, donde 0 es el menor progreso social posible y 100 el máximo progreso posible.
De acuerdo con el colectivo México, cómo vamos, en su más reciente informe “Índice de progreso social México 2022”, el estado de Oaxaca registra un índice de 51.9, ubicándola en la posición número 31 del ranking nacional, solamente por delante de Guerrero que tiene un puntaje de 50.9 y, por detrás de Chiapas que registra 56.1.
En el rubro de Necesidades Humanas Básicas, que está conformada por nutrición y cuidados médicos, agua y saneamiento, vivienda y seguridad personal, Oaxaca se ubica en el lugar 31 con un índice de 54.5 puntos, por detrás de Guerrero con 52.3 puntos. Teniendo importantes problemas en aspectos como: carencia por acceso a la alimentación; y, en aspectos como hogares con paredes de material frágil, con piso de tierra y que cocinan con leña y carbón como principales combustibles.
En materia de Fundamentos del Bienestar, que se integra por las dimensiones de acceso a conocimientos básicos, acceso a información y comunicaciones, salud y bienestar, y calidad medioambiental, la entidad Oaxaqueña también se ubica en el lugar 31 con un puntaje de 57.3, por detrás de Veracruz y, por delante de Guerrero. En esta dimensión, como principal debilidad se encuentra el analfabetismo, ya que con un puntaje de apenas 11.2, posiciona a la entidad en el lugar 30 a nivel nacional; así como también serias deficiencias en materia de acceso a internet.
Por último, en la dimensión de Oportunidades, que se encuentra conformada por derechos personales, libertad personal y de elección, inclusión, y, acceso a la educación superior, el estado de Oaxaca se ubica en la posición 30, por detrás de Chiapas y Guerrero, entidades ubicadas en la posición 31 y 32 respectivamente. En este aspecto, entre las principales problemáticas se encuentran: que los jóvenes de 15 a 24 años que no estudian ni trabajan; carencia en la cobertura y acceso a la educación superior, que tiene a la entidad en el lugar 31; y, registrando 25.5 puntos, Oaxaca se mantiene como la entidad con el mayor nivel de población en situación de informalidad laboral.
Entre otros datos relevantes de este informe se encuentran que, durante el 2022, Oaxaca registró un PIB per cápita de $89,471 ubicándola en la posición 30; y, que del 2018 al 2022, registra un incremento del 1.5% en el porcentaje del gasto en salud en los hogares respecto a su ingreso.
Estos datos concuerdan con los obtenidos por el CONEVAL en su informe de la medición de la pobreza en México 2022. Estudio en el cual Oaxaca registra una disminución de su población en situación de pobreza, pasando de 61.7% durante el 2020 a 58.4% para el 2022; y, de un 20.6% de su población en situación de pobreza extrema en 2020 a un 20.4% en el 2022.
No obstante, el mismo estudio también arroja un aumento en diversos indicadores, tales como: crecimiento de la población vulnerable por carencias sociales, pasando de un 25.3% en el 2020 a un 29.2% en el 2022; vulnerabilidad por ingresos, de un 2.4% en el 2020 a un 3.0% para el 2022; carencia por acceso a los servicios de salud, pasando de un 36.9% durante el 2020 a un 65.7% en el 2022; y, carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda, pasando de un 53.7% en el 2020 a un 55.2% en el 2022. Solo por citar algunos ejemplos.
En este contexto, la disminución de la pobreza y pobreza extrema en el estado tiene una posible explicación en el aumento del ingreso por hogar generados por los programas de asistencialismo social. De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad, IMCO, durante el 2022, el presupuesto y gasto asignado para programas sociales prioritarios aumentó un 110.6% en términos reales, beneficiando principalmente los programas: pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores; la Beca Universal Benito Juárez; Jóvenes Construyendo el Futuro; y, el Programa Sembrando Vida.
Tendencia que continuó durante el 2023, ya que se convirtió en el año con el mayor gasto en programas sociales en los últimos 11 años, lo que significa un aumento del 18.8% en términos reales en comparación con lo aprobado durante el 2022. Siendo Chiapas, Guerrero y Oaxaca, los estados con el mayor recurso asignado a través de los Programas para el Bienestar, que, en el caso específico de Oaxaca se recibieron 21 mil mdp en programas sociales.
Recursos que forman parte de soluciones paliativas, que atienden solo las consecuencias visibles de las problemáticas, ocultando las causas reales y trivializándolas mediante un discurso demagógico. Pero que, si no existe una adecuada continuidad y eficiencia y transparencia en su asignación, en el corto plazo puede generar una contracción de la economía Oaxaqueña y convertirse en programas sin sostenibilidad fiscal.
En esta perspectiva, el panorama para Oaxaca en el corto plazo es poco prometedor, y aunque si bien es cierto que existen proyectos federales como el Corredor Interoceánico, y la eterna obra estatal de la supercarretera a la Costa que se terminará gracias al recurso federal asignado, no existe claridad por parte del gobierno estatal para una adecuada planificación para impulsar el desarrollo sustentable y multidimensional para el estado de Oaxaca.
Por el contrario, y aunque en su primer informe de gobierno señaló que en su gestión se ha gobernado sin lujos, con honestidad y con las puertas abiertas para todas y todos, los datos y la evidencia durante este año demuestran lo contrario. Principalmente en los Servicios de Salud de Oaxaca, donde pareciera que existe una continuidad de los malos manejos financieros y de recursos materiales que han dejado las administraciones anteriores, sin importar poner en riesgo la salud de miles de Oaxaqueños.
Así como también en la Secretaría de Turismo, donde es claro que el insistir en la implementación de un modelo turístico estilo Disney no es, y no será, la solución para potencializar la economía local de un estado con una cultura ancestral que no debe de ser comparada con la cultura artificial americana.
Y aunque pueden utilizar la justificación de que los malos resultados y mal manejo del presupuesto público es parte de la curva de aprendizaje de los integrantes del gabinete legal y ampliado de Salomó Jara, lo cierto es que un año -y lo que falta-, es mucho tiempo para servidores públicos que no se cansan de afirmar que conocen Oaxaca y todas y cada una de sus carencias históricas.
Argumento igual de débil como afirmar que el pueblo oaxaqueño respalda al actual gobierno estatal, cuando en las elecciones para gobernador del pasado del 6 de junio del 2022 se registró una abstención del 62.60%, con una disminución de la votación del 21.13% y un aumento del abstencionismo del 21.12% en comparación con la elección de a gobernador del 2016. Dicho de otro modo, el actual gobierno estatal oaxaqueño ganó por el efecto AMLO, pero no así por un importante respaldo popular.
De acuerdo con el ranking de desempeño de gobernadores, para diciembre de este año Salomón Jara se posiciona en el lugar 17 con una aprobación de apenas el 47.6. Resultados que tienen sentido considerando lo contradictorio entre su discurso político y sus más recientes decisiones. Por un lado, su controvertido programa de “Certeza Jurídica de la Seguridad y Bienestar del Patrimonio”, contenido en el artículo 25 de la Ley de Ingresos 2024 del estado de Oaxaca, el cual ha recibido diversos y fundamentados cuestionamientos en contra porque promueve la privatización de la propiedad social de la tierra. Violando los derechos de la autodeterminación indígena y a la propiedad colectiva, y omitiendo el artículo 2° de la Constitución Política y, los artículos 4,5 y 6 del Convenio vigente número 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre los pueblos indígenas y tribales.
Por otra parte, su reforma constitucional avalada por la 65 Legislatura del Congreso del estado, que tiene por objetivo empatar las elecciones federales del 2030 con los procesos electorales locales, reduciendo el período a 2 años para la gubernatura que sucederá a Salomón, con lo que se reducirían cerca de 350 mdp del gasto electoral. Sin embargo, tomando en cuenta que muy probablemente una mujer puede ser gobernadora del estado en el 2018, esta iniciativa ha sido tomada como una clara acción de violencia política, toda vez que reducirá un período en el que se determinó la alternancia.
Y aunque para la bancada de los legisladores de Morena esta reducción es acorde con el principio de paridad y de austeridad, lo cierto es que deja algunas dudas al respecto. Si esta decisión se trata por principio de paridad, ¿por qué no bajar el tiempo del actual gubernador de seis a cuatro años? Logrando con ello que el próximo gobernador o gobernadora también cuente con cuatro años de gobierno. Ahora bien, si también se trata por temas de austeridad, ¿por qué no legislar para disminuir el gasto electoral, y para todos los contribuyentes, reduciendo o eliminando a los plurinominales?
Sin duda, quien durante su campaña se autodenominaba como indígena y luchador social, y afirmando que su compromiso era estar con las comunidades y escuchar a su gente para sembrar la semilla de la esperanza, lo cierto es que hasta el momento ha resultado ser el gobernador indígena más neoliberal en la historia de nuestro estado. Esperemos que para el 2024 la primavera llegue pronto, porque será un año nuevo difícil, principalmente porque el problema de los residuos sólidos aún no se soluciona, la inseguridad sigue en claro crecimiento, pero, sobre todo, el tema de la escasez de agua y sequía en diversos municipios importantes del estado va en aumento. Y para ninguna de estas importantes problemáticas, pero no únicas, se tiene alguna propuesta sólida para el corto plazo.