Hace 30 años, el país amaneció con la noticia del levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas, una declaración de guerra contra el gobierno que ya trascendió a seis administraciones federales de tres partidos políticos distintos: PRI, PAN y Morena.
En las tres décadas que han transcurrido desde este hecho, la demanda central del EZLN, una ley indígena que incorpore la autodeterminación y autonomía territorial de los pueblos indígenas de México, no se ha concretado en el Congreso, a pesar del cuarto piso de gobierno, al margen del municipal, estatal y federal, que los zapatistas han construido.
Fundado en 1983, y heredero de las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), el EZLN cobró visibilidad con la figura del subcomandante Marcos —identificado por el gobierno mexicano como Rafael Sebastián Guillén Vicente—, quien, en 1992, tomó la opinión de las comunidades indígenas para decidir si ir o no a la guerra.
Ayer, en la conmemoración del levantamiento del 1 de enero de 1994, el subcomandante Moisés, actual vocero y jefe militar del movimiento, afirmó que el grupo armado seguirá al margen de la clase política, como hasta ahora.
Portada del periódico Excélsior del 2 de enero de 1994.
*El 2 de enero de 1994, Excélsior documentó el despligue del EZLN para tomar, casi de forma simultánea, siete cabeceras municipales.
EZLN: UNA GUERRA DE 30 AÑOS CONTRA PRI, PAN Y MORENA
Hace exactamente 30 años el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se levantó en armas en Chiapas contra el gobierno; esa declaración de guerra ya trascendió a seis administraciones federales de tres partidos políticos distintos: PRI, PAN y Morena.
Diputados de 8 legislaturas —de la LVIII a la LXV—, de esos partidos que han ostentado el Ejecutivo federal en estas tres décadas no han posibilitado reformas constitucionales para promulgar una ley indígena que incorpore la autodeterminación y autonomía territorial de los pueblos indígenas de México, centro de las demandas del EZLN.
La falta de una legislación en materia indígena ha provocado vacíos. De facto, los zapatistas han construido un cuarto piso de gobierno, al margen del municipal, estatal y federal, que no tiene marcha atrás y que tarde o temprano el Estado mexicano tendrá que encontrarle una salida.
Lo que el gobierno mexicano ha contemplado desde la firma de los Acuerdos de San Andrés de 1996, de concederles a los pueblos indígenas tierras y territorios junto con su autonomía, es un riesgo para la explotación de recursos naturales y estratégicos. Petróleo, oro, plata, litio, uranio, lo que esté en el subsuelo ya no serían propiedad de la nación.
El origen de la insurrección del EZLN en 1994 se ubica en 1983 —en su fundación—, como parte de las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), y en la figura del subcomandante Marcos, que desde 1986 se convirtió en el hombre fuerte del EZLN que crecía en silencio en la profundidad de la Selva Lacandona.
Marcos —identificado por el gobierno mexicano como Rafael Sebastián Guillén Vicente—, fue quien en 1992 tomó la opinión de las comunidades indígenas para decidir si ir o no a la guerra. El guerrillero hizo suya una frase que dijo escuchó una y otra vez: “Hasta morir si es preciso”.
El 26 de enero de 1993, en una reunión de los jefes de las FLN y del EZLN, en el Prado, municipio de Ocosingo, resolvieron declarar la guerra al gobierno, antes de que terminara ese año.
Militares mexicanos agachados en 1994.
LA TOMA DE SIETE CABECERAS
Al amanecer del sábado 1 de enero de 1994 las fuerzas del EZLN desplegaron una acción beligerante casi simultánea y tomaron siete cabeceras municipales de Chiapas: San Cristóbal de Las Casas, Las Margaritas, Altamirano, Oxchuc, Huixtán, Chanal y Ocosingo.
Las primeras noticias de la irrupción del aún desconocido grupo político-militar de izquierda radical, primordialmente integrado por indígenas, salieron al mundo desde la máquina de fax del periódico Tiempo de San Cristóbal de las Casas, propiedad de Amado Avendaño —que meses después fue candidato y gobernador en rebeldía del EZLN—, y Concepción Villafuerte, directora del diario local.
Toma el EZLN 4 poblados de Chiapas; cordura, pide la SG”, es el titular principal de la edición de Excélsior del 2 de enero de 1994. La entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio (TLC) —antecesor del actual T-MEC—, quedó subordinado a los hechos en Chiapas, nunca antes visto en la historia contemporánea de México.
Las autoridades de todos los niveles mostraron supuesto desconcierto ante la irrupción de miles de indígenas en las distintas cabeceras municipales, no obstante que desde 1980 las instancias de seguridad nacional supieron que las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), fundadas el 6 agosto de 1969 y troquel del EZLN, preparaban la entrada en escena de un ejército en Chiapas.
MEJOR O PEOR QUE ANTES DEl 94
El general Miguel Ángel Godínez Bravo, entonces comandante de la VII Región Militar y de la Fuerza de Tarea Arcoíris —para enfrentar a los zapatistas—, había alertado no solamente de las movilizaciones guerrilleras de fin de año; desde mayo de 1993 el gobierno federal supo por él que guerrilleros se movían en territorio chiapaneco, cuando se registró el primer enfrentamiento de zapatistas y el Ejército mexicano en la sierra de Corralchén, en Ocosingo.
La valoración de la vida pública del EZLN en estos 30 años no es una. Hay voces que afirman que la vida de los indígenas de Chiapas es peor de como era el 31 de diciembre de 1993. Otras sostienen que los pueblos originarios tienen un estatus distinto, de mayor visibilidad y dignidad, pero que sus demandas siguen pendientes de cumplirse.
Militares mexicanos corriendo en 1994.
Con un ingrediente adicional: los grupos de la delincuencia organizada campean en el territorio que los zapatistas reivindicaron como autónomo desde diciembre de 1994.
A principios de febrero de 1994, artesanas y artesanos de Los Altos de Chiapas inmortalizaron a los zapatistas en diminutos muñequitos de estambre que de por sí armaban y vendían.
La petición para reconfigurar las populares artesanías la hizo el periodista catalán Joaquín Ibarz: sugirió que les colocaran pasamontañas y un palito a manera de rifle. Excélsior publicó en la primera plana del 10 de febrero la primera fotografía de los zapatistas de estambre, que le han dado la vuelta al mundo.
Luego llegaron las piezas de barro blanco de Amatenango del Valle del general Emiliano Zapata con pasamontañas tejido; figuritas de migajón de distintos personajes, como el obispo Samuel Ruiz, el subcomandante Marcos, la comandanta Ramona, y hasta dijes de plata y oro de un pasamontañas, símbolo del zapatismo.
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