*Oaxaca enfrenta la peor crisis hídrica de su historia que desnuda una emergencia ambiental, la cual autoridades gubernamentales no han atendido
La sequía que desde 2023 afecta a esta entidad, ha secado -prácticamente- el río San Felipe, un afluente ubicado al norte de la capital, que hasta hace cinco años era considerado uno de los tres principales abastecedores de agua de la ciudad de Oaxaca.
Del cauce original no queda prácticamente nada. En algunas zonas aún baja de la sierra norte un riachuelo equivalente a no más del 10 por ciento del tamaño que llegó a tener esa corriente, que le dio su nombre a la agencia municipal San Felipe del Agua.
Según activistas, en la actualidad, Oaxaca vive la peor crisis hídrica de su historia y la casi desaparición de este río, además de desnudar una emergencia ambiental, ha agravado aún más el suministro de agua potable en la zona urbana, donde se estima que el 80 por ciento de la población no tiene acceso de manera eficiente a ella.
“Da mucha tristeza, en verdad, da miedo pensar en que esto se va a acabar, pero es precisamente por la falta de compromiso, de responsabilidad, de las autoridades, y la indiferencia también de nosotros como sociedad”, dijo al respecto el ambientalista Nasario García, que durante este 2024 ha encabezado múltiples protestas por la falta del suministro de agua potable.
Era una de las tres principales fuentes de abastecimiento
Las tres principales fuentes de agua en Oaxaca capital eran hasta antes de la pandemia de Covid-19 los manantiales de San Agustín, en el distrito de Etla, al poniente de la zona urbana; los manantiales de San Andrés Huayápam, al noreste, y el río San Felipe, ubicado al norte de la capital y que dotaba del líquido a su agencia municipal y a colonias aledañas, explica García.
“Es la explotación irracional que se da en el bosque, que en algún momento se dio también y que se sigue dando, y también habría que sumarle a esto la labor espátula que están llevando quienes están invadiendo el área boscosa para cambiar el uso de suelo”.
Sin embargo, estas emergencias, tanto la crisis hídrica como el comienzo de la desaparición de éste y otros ríos, aún puede ser reversible, sostuvo el ambientalista oaxaqueño.
“El trabajo que se tiene que hacer es un trabajo integral: se tienen que construir bordos, retenes, ollas, pero también se tienen que crear bosques en torno a lo que se construya.
“(Si a cualquier otro río) le conectan ahí un tubo y le empiezan a sangrar, le empiezan a sacar su agua y obviamente también no tiene la capacidad y si no se le dan el mantenimiento… terminarán como esta triste historia del río de San Felipe del Agua.
La peor crisis de la historia
Mientras el afluente agoniza, en el resto de Oaxaca capital los vecinos realizan a diario reuniones para establecer qué medidas tomarán para presionar a las autoridades para que cumplan con el otorgamiento del servicio.
En el sector Damnificados de la colonia Reforma, situado a dos kilómetros del río San Felipe, llevan cuatro meses sin dotación, debido a que, a la sequía, se agregó que la tubería de abasto público dejó de funcionar de súbito en octubre de 2023 y las autoridades aún no se saben cuál es la falla”.
“La autoridad en ese momento responsable, que es SOAPA, nos comentaba que ya nos habían enviado el agua. Nosotros dijimos que no; iban los vecinos, las vecinas, y entonces ellos se dieron cuenta de que sí había un problema”, relata Juan García, representante de los pobladores.
Las autoridades reparten entre el sector afectado el equivalente a un tinaco de mil 100 litros cada 30 días, algo que, según la Organización Mundial de la Salud, no es suficiente para cubrir el consumo semanal de una familia de tres personas.
“Hay vecinos que por su cuenta compran pipa; hay otros que se han organizado y, a veces, comparten la pipa para lograr llenar esos espacios donde nos dan ese otro apoyo, pero más es la cuestión de la compra… el otro problema es precisamente el aumento en los costos de las pipas, ese es otro de los problemas… promedio, mil 400 pesos es lo que cuesta una pipa”.
Pese a falta de servicio, ciudadanos pagan recibos
Sin embargo, aunque no lo reciben, los vecinos continúan pagando el recibo del servicio, aproximadamente 200 pesos bimestrales.
‘Pues ahí también se contradicen porque en cuanto a las pipas y que en otros comentarios de otras colonias dicen que cómo es que no hay agua y ¿los piperos de dónde la sacan?”, cuestionó la vecina Isabel Mayoral.
Al problema de falta de líquido por la sequía, se suma que entre el 30 y 40 por ciento del agua se pierde en fugas de la red pública y otro 20 o 30 por ciento en el robo del producto o huachicoleo de agua, el cual muchas veces se orquesta, según los ambientalistas, desde los pozos o las tomas oficiales.
En la colonia Volcanes, situada a 3 kilómetros del río San Felipe, han reportado dos meses sin servicio y en la agencia Pueblo Nuevo, en el extremo poniente de la capital, hasta 90 días.
“De hecho antes nos echaban el agua cada 15 días; luego, 20 días y así fue… ahorita cada mes y 15 días nos están echando el agua y ahorita vamos para más del mes y no nos han aventado el agua y supuestamente hay rumores de que nos van a aventar, pero nada más 4 horas”, puntualizó un vecino.