A pesar de su corta existencia, el periódico Cantera representó una voz crítica frente al poder político; ejerció la libertad de expresión defendiendo causas que nos parecían justas y dio voz a los sectores marginados. Su nacimiento, desarrollo y desaparición ejemplifica la manera en que puede sucumbir un medio por falta de financiamiento propio ante los chantajes en materia de publicidad oficial.
Entre los años 1998-1999 el tabloide se editó diariamente bajo la gerencia del médico Arturo Mejía. Aspiraba a convertirse en una opción informativa confiable para un lector inteligente y crítico, en una entidad golpeada por el autoritarismo y el abandono.
Concluía el régimen de Diódoro Carrasco durante el cual, entre otros fenómenos, apareció el Ejército Popular Revolucionario en la zona de los Loxicha, como reflejo de una inconformidad social que se había manifestado en las montañas chiapanecas con el EZLN.
Estaba por arribar el gobierno de José Murat, después de un cuestionado relevo de poderes donde el PRD – la oposición más consistente entonces- había sufrido un atraco electoral que, sin embargo, no se pudo comprobar ante tribunales. Dirigía el partido a nivel nacional Andrés Manuel López Obrador.
Escoger el nombre, elaborar los números cero y acordar el perfil editorial involucró a mentes y experiencias diversas: desde hombres y mujeres periodistas con cierta formación, hasta personas jóvenes para quienes significó la oportunidad de desarrollar su talento como comunicadores, diseñadores y publicistas.
El viernes 5, durante la presentación de los tomos empastados del periódico Cantera, mismos que se pueden consultar en la Hemeroteca Pública “Periodista Néstor Sánchez Hernández”, un grupo de excolaboradores nos sentamos a contar, a grandes rasgos, las vicisitudes que enfrentamos. En el curso de la sesión mencionamos a varios de las y los integrantes de la planta laboral (entre reporteras y reporteros, articulistas, corresponsales, diseñadores y personal administrativo), reconociendo su profesionalismo y valentía.
Coincidimos en que un medio de comunicación puede contar con un excelente equipo periodístico, pero si no se logra la autonomía financiera y el fortalecimiento comercial, está perdido. Estaban allí el primer director, Razhy González; Francisco J. Sánchez, el segundo y un servidor a quien le tocó el cierre, después de una tensa relación con el gobierno muratista.
La exreportera Minerva Reyes -coincidimos felizmente en el apellido- recordó cómo servidores públicos rechazaban peticiones de información por pertenecer a este equipo; en tanto que Aline Castellanos reconoció a Cantera por darle voz a mujeres que “luchábamos contra el poder patriarcal”, abriendo brecha en la lucha feminista de hace un cuarto de siglo. Uno de los creativos, Marco Antonio Reyes Terán, aportó datos sobre el diseño que estuvo a cargo de Yuri Abad.
El proyecto se canceló por razones comerciales y el acoso gubernamental, pues existían presiones para publicar solo la versión oficial de los hechos; de lo contrario, la censura y las descalificaciones del propio ejecutivo. Por el contrario, en sus páginas se plasmaban problemáticas diversas, como el cuidado del agua, el bosque y el medio ambiente; los derechos de las mujeres, los niños y otros grupos vulnerables, así como reclamos indígenas y comunitarios.
Tenían espacio sectores como el magisterio, organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos; la iglesia católica progresista, los partidos políticos y la pujante sociedad civil. Atropellos, denuncias e injusticias encontraban eco en nuestras páginas. Practicamos un periodismo desde la sociedad no desde el poder, me animé a comentar. Al final, aprendimos cómo pueden ser tensas las relaciones prensa-gobierno cuando ejerciendo la crítica, se lucha por el derecho a la información en beneficio de la sociedad.
Antes del cierre definitivo ocurrieron hechos delicados: en mayo de 1999 el que había sido candidato de la izquierda a gobernador, Héctor Sánchez López, fue atacado a balazos en Chalcatongo de Hidalgo, tierra de Ulises Ruiz. Días antes sicarios atentaron contra la vida de Heriberto Pazos, asesor del MULT. Aparte de las heridas del ingeniero Sánchez y Óscar Cruz López, nuestro reportero gráfico Isaac Valdés que viajaba en la camioneta tiroteada, recibió un disparo en la cabeza que por fortuna no fue mortal; pero el efecto emocional lo sacó para siempre del periodismo.
Antes de Cantera, en la capital oaxaqueña se editaron medios como Hora Cero, Meridiano 100, Presente, Contrapunto y Cambio (años 70, 80 y 90), publicaciones que con otros impresos de la época contaron parte de la dinámica social, económica, cultural y política oaxaqueña. Por tanto, junto a los medios de larga trayectoria también son parte de la historia del periodismo oaxaqueño, cuya elaboración está en la mente de integrantes del Conversatorio de Periodismo 2024 que promueven estos encuentros.