El investigador de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO), Juan Carlos Sánchez Antonio, presentó el primer informe público de sus avances y resultados sobre la unidad equilibrada y diferencial fuego-agua en la filosofía de los zapotecas.
Estos resultados, explicó, pueden servir como un punto de inflexión, que puede contribuir para contrarrestar el colapso ambiental y el cambio climático.
De hecho, apuntó, el fondo del proyecto es cómo abonar al colapso ecológico civilizatorio ante el agotamiento del pensamiento occidental y la forma de vida del pensamiento occidental, donde no se pueden encontrar alternativas al cambio climático desde esta forma de vida.
“Por eso hoy estamos recuperando cosmogonías ancestrales que nos ofrezcan alternativas distintas al colapso ecológico”.
Uno de los principales hallazgos de su investigación son los conceptos fundamentales de “agua” y “fuego” que estructuran el pensamiento filosófico y cosmogónico de los zapotecos, y que también pueden entenderse como oscuridad y luz.
“Dos principios filosóficos que estructuran todo el pensamiento y encontramos evidencias a nivel lingüístico, pero también a nivel iconográfico y en los petroglifos en las cuevas prehistóricas de Mitla”.
Agua y fuego son principios que forman parte de un código, no sólo de los zapotecos, sino que son un sustrato mucho más arcaico, mucho más profundo que comparten todos los pueblos de Mesoamérica y de Los Andes. Incluso la hipótesis es que estos dos conceptos que están en la lengua, que está en los petrograbados de los zapotecas, y que también están en la iconografía de los mesoamericanos y de los andes, son un sustrato filosófico casi universal, porque asimismo se pueden encontrar en las culturas egipcias, mesopotámicas y de la India.
Lo que generan en cuanto a una contribución social y ambiental, dijo, es que si se recuperan estas matrices de comprender el mundo, no existe la separación individuo-naturaleza, lo que existe es una relación del ser humano con la naturaleza, en una forma armónica.
“Estos principios permiten comprender la relación del ser humano con la madre tierra, de una forma más equilibrada. De hecho, una relación entre oscuridad y luz remite a la relación madre padre como principios creadores que sostienen el mundo tanto cosmogónico como la madre naturaleza”.
El aporte, agregó, es que si nos situamos en esas matrices originarias, nuestra relación con el mundo será una relación de integración y de respeto por lo existente.
Sánchez Antonio afirmó que esta filosofía sí continúa en algunas partes de las comunidades de Oaxaca, y en otras partes de Mesoamérica y Los Andes, como una de sus formas de vida, y que se expresa en la forma de vida de algunas comunidades en el sentido de profundo respeto que le tienen al fuego, al agua, al aire, a la oscuridad, a la tierra, a los animales.
“Porque el principio filosófico que estructura el mundo es un principio de complementariedad y de diferencial en perfecto equilibrio, lo cual en las comunidades siempre el principio es mantener el equilibrio con la naturaleza y cuidar siempre de los elementos principales como el agua, el fuego, el viento, la tierra. Eso no existe en el pensamiento occidental, donde tienen otros pensamientos como importantes como el dinero. Creo que existe aún en las comunidades y se expresa en sus formas de vida”.