Lourdes Bautista, integrante de Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad, aseguró que más del 70 por ciento de las mujeres jóvenes ha sufrido algún tipo de agresión en las calles o en el espacio público, según los resultados del diagnóstico sobre movilidad en la ciudad de Oaxaca y en Santa Cruz Xoxocotlán.
La activista explicó que el estudio se realizó conjuntamente entre Consorcio y SURCO y consistió en la realización de encuestas a estudiantes de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) y la Universidad Pedagógica Nacional (UPN).
El objetivo del diagnóstico fue encontrar las problemáticas que padecen a diario las juventudes cuando se trasladan de sus hogares a la escuela, y cuáles son los factores que las vulneran y ponen en situaciones de riesgo.
El uso, tráfico y disfrute del espacio público, dijo, está juzgado por temas de género y pone a las mujeres, a las personas de la diversidad sexo genérico y con discapacidad en desventaja histórica.
“Y las mujeres somos las que más usamos el transporte público, porque por roles de género, tenemos que estar en los espacios privados y no públicos, y hace que nuestra movilidad en la casa como ir de compras, que tengamos que cumplir y no podamos acceder a oportunidades laborales, por lo cual usemos un transporte mucho más económico y que no cumple con las necesidades de seguridad”.
Las principales violencias que sufren las mujeres en el espacio público son insinuaciones incómodas, miradas lascivas, silbidos y gritos, acoso sexual, y también persecución.
Lourdes Bautista señaló que esto ha provocado que muchas de las juventudes, especialmente las mujeres, tomen rutas alternas que causan que su traslado se incremente hasta una hora, o deben tomar rutas más tardías o alternas que implican que deban gastar más en el transporte público, porque quieren evitar ciertas zonas.
También ha provocado que cambien la forma de vestirnos para evitar este tipo de agresiones o no ser sujeta a este tipo de violencia.
Asimismo, la falta de infraestructura segura es sensible para las mujeres. Explicó que el lugar donde se sienten más inseguras es en la parada del transporte público, siendo este el medio que más utilizan. “Esto nos pone a repensar este espacio, porque no están pensados con una perspectiva de género que cumpla con las normas de seguridad, no tienen cámaras de seguridad, no tienen buena iluminación, no están bien hechas o están deshechas”.
A esto se suma la falta de justicia que desanima a las mujeres a presentar una denuncia por la violencia que viven diariamente en las calles o en el espacio público.
La integrante del Consorcio agregó que la crisis económica y la falta de oportunidades laborales, ha provocado que las posibilidades económicas de las juventudes se vean limitadas para el tema de movilidad, porque las rentas van en aumento y muchos estudiantes viven muy lejos o son de comunidades alejadas, y tienen que venir a rentar y no lo pueden hacer cerca de sus universidades porque los costos son muy altos y deben moverse a zonas fuera de la ciudad que son muy riesgosas, “que no cumplen con la seguridad y que las coloca en situaciones de vulnerabilidad, sobre todo a las mujeres”.