¡Pasumá! Ni al mismísimo diablo se le hubiera ocurrido una acción tan perversa como la que tuvo el gobierno primaveroinfernal de Oaxaca, al dejar sin las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, pero sobre todo sin empleo a 1344 burócratas en los precisos momentos en que su sindicato se encuentra descabezado al anularse la elección de su líder, y cuando el régimen de arribistas izquierdistas adoctrinados pasa por su peor momento de credibilidad. Y toda esta diacronía de sucesos que sacudieron a miles de familias oaxaqueñas solo fue para justificar el combate a la corrupción que se produjo en el sexenio del muratismo, cuando el mismo mal ya está en las entrañas del régimen morenista. Después de el golpe del Estado la filípica morenista ha sido que la cancelación de las mas de mil plazas, aprobada a la velocidad de la luz por el Congreso estatal, -como ya es costumbre con las iniciativas del Ejecutivo- ya era una promesa desde que el actual gobernador andaba en campaña, ajuste de cuentas que se viene a dar a dos años de su mandato. Si considera haber dado un golpe espectacular al muratismo y a los quinta columnistas de anteriores regímenes, lo logró a medias, aún cuando había un sindicato de burócratas acéfalo, aunque esto podrá favorecerlo pues ya no habrá una protesta unilateral, sino dividida en tres partes, los despedidos y las dos corrientes que se disputaban el liderazgo. Si estos tres grupos unifican los esfuerzos de su lucha, sí que podría haber problemas para el gobierno morenista, que se ha consagrado, “como ningún otro gobierno”, -de aquí o del país- a ser diferente a sus antecesores. Ya dijo el gobernador que nunca Oaxaca en los últimos treinta años ha tenido un secretario de gobierno como el actual y que se desborda la ola futbolera. Para dar legalidad a “este acto justiciero” de un gobierno que no solo se dedica a la glotona y al folklor, el brujo de cabecera del mandatario, el tal Geovani salió a dar la cara por su jefe y anduvo como loquito dando a conocer el anuncio estrambótico del despido de los mas de mil burócratas confirmando el leguleyo que el Congreso del Estado constitucionalmente podía aprobar y decretar la solicitud del desconocimiento burocrático del Ejecutivo. Como brazo ejecutor, el Congreso del Estado no iba a poner objeción a una petición del virrey, tradición a la que estará sujeto un régimen por mas izquierdista que se diga. El despido de los 1344 empleados al servicio del Estado, al menos en estos momentos cruciales de incertidumbre social, puede resultar infructuoso, porque se sumaría a otros conflictos y crisis que se desbordan en esta capital y en varias partes del Estado.
***
NO fueron muchos los que aplaudieron esta decisión por considerarla no como un acto profiláctico para acabar con intereses y antiguas prácticas del burocratismo oaxaqueño, sino mas bien algo parecido a un revanchismo contra del muratismo, pero que para nada abona al combate a la corrupción y a la captura del tiburón entronizado por Claudia Sheinbaum en el senado de la República. Ahí es donde el brujo de cabecera del gobernador, el tal Geovani debería demostrar su sagacidad para atraer a prisión a Alejandro Murat y a todos los artífices de esto que significó el negocio de la venta de plazas y se enriquecieron con las necesidades de mucha gente que para obtener el empleo posiblemente tuvieron que endeudarse o deshacerse de su patrimonio. Hay quienes consideran que aparte de ser un golpe mediático, este acto punitivo también puede ser un mensaje a los enemigos del mandatario estatal, que ya no encuentra la salida para conciliar el descontento popular, cuyas llamas avanzan peligrosamente por la pradera. El despido tampoco puede ser una depuración de empleados cuando permanecen inamovibles hermanos, hijos, amigos y parientes políticos de funcionarios del mas alto nivel del régimen y se tiene como el mas vivo ejemplo el caso de Donato Vargas. No hay una oficina gubernamental en que no haya nepotismo, ni tráfico de influencias y gente desconocida que hace dos años llegó nadie sabe de dónde, por lo que no hay un día en que no aparezca una secretaría, una oficialía, una jefatura, una coordinación… Son infinitas las nuevas oficinas que se están creando para nuevos cargos que tendrán una duración de dos años, como parece que se dividirá este sexenio para dar oportunidad a la parentela y amigos. En fin, el gobierno de la primaverainfernal no tuvo consideración para dejar con ese despido masivo a muchas familias, sin la celebración de Navidad y Año Nuevo y ya se les verá por las calles buscando trabajo para llevar el sustento a sus casas o formar parte de los vendedores callejeros. Habría que agradecer a este régimen de izquierdistas adoctrinados. So long