El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió este martes al proponer que el Golfo de México pase a llamarse “Golfo de América”, argumentando que el cambio sería “hermoso y apropiado”. Durante una charla con periodistas, Trump criticó a México por supuestamente aprovecharse de Estados Unidos en temas de comercio y migración.
Un nuevo nombre para un símbolo geográfico
Trump afirmó que México debe detener el flujo de millones de personas hacia Estados Unidos y justificó su propuesta de renombrar el golfo:
“Es un nombre más adecuado, y México tiene que dejar de permitir que millones de personas lleguen a nuestro país”, declaró.
El Golfo de México, una vasta región marítima que abarca más de 1.6 millones de kilómetros cuadrados, ha sido un punto clave en la historia, figurando en mapas europeos desde el siglo XVI.
Tensiones comerciales y críticas a México
El mandatario electo también aprovechó para reiterar su preocupación por el déficit comercial con México y Canadá, países a los que ha amenazado con imponer aranceles elevados. Según Trump, México es un lugar “muy peligroso” debido a la influencia de los cárteles, comentarios que han generado reacciones encontradas en ambos países.
Por su parte, la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, y el primer ministro saliente de Canadá, Justin Trudeau, han sostenido conversaciones con Trump en un intento por mitigar las tensiones comerciales. Sin embargo, Trump también insinuó la posibilidad de que Canadá se anexe a Estados Unidos tras el anuncio de la renuncia de Trudeau.
Reacciones y contexto histórico
La propuesta de Trump ha generado controversia tanto en México como en Estados Unidos. Analistas señalan que el nombre del golfo tiene raíces profundas en la historia geográfica y cultural de la región. Este mar, que conecta tres naciones, ha sido testigo de siglos de comercio, migración y conflictos diplomáticos.
Las declaraciones de Trump se suman a una serie de comentarios polémicos que han marcado su transición a la presidencia, en un momento en el que las relaciones trilaterales en América del Norte enfrentan incertidumbre.
Fuente: Jose Carddenas