Para Elena López Martínez
Muy pronto el gobierno morenista de Oaxaca empezó a distanciarse del pueblo y ahora esa separación se hace mas profunda y difícil cuando se observa que el régimen se ocupa de otros asuntos y no de los conflictos sociales que pueden hacer crisis por no atenderse oportunamente, pero ésta situación no parece preocupar al poder, simplemente porque se rehúsa a mirar la realidad, no como es, sino como él quiere que sea, de tal modo que se ha consagrado a construir un mandato absolutista que no permite la crítica, las manifestaciones y los reclamos de soluciones principalmente de justicia, de impunidad y de corrupción. El gobierno morenista de Oaxaca rechaza tajantemente demandas contra el abuso de poder y la atención a sus antiguos problemas y los que se están creando en este sexenio, aunque las inquietudes sociales parecen distintas, todos caminan por la misma banqueta en busca de respuestas, las que se vienen prolongando desde el inicio sexenal. Son muchos los pueblos y autoridades que llegan a plantarse frente al palacio de Gobierno a pedir todavía con paciencia franciscana les cumplan los acuerdos y minutas que les llevaron como un nuevo Evangelio durante sus recorridos de folclor y de “gozonas”. La narrativa es la misma desde hace mas de dos años; la misma soberbia, el mismo egocentrismo, el mismo discurso tartufo, la misma impunidad y una corrupción, cuyos lodos se van extendiendo, pero desde el palacio virreinal nadie entiende que no es el modo para gobernar un Estado que ha tenido el mal fario de tener gobernantes muy jijos… eufemísticamente. Los males de Oaxaca no se van a remediar con guelaguetzas por todo el Estado y durante todo el año; y si el pueblo sobrevive ha sido por su propio esfuerzo, por el tequio generoso de su gente y por la lucha que mantiene contra el despojo de sus territorios y riquezas naturales de que los hace víctimas el poder y los mega proyectos. En la lucha de los pueblos de Oaxaca contra el neoliberalismo y la globalización nunca ha sido defendido por el gobierno, al contrario, se suma a la rapiña de las transnacionales, persiguiendo, encarcelando y segando la vida de quienes se oponen a estos mega proyectos. Nada más hay que ver los desplazamientos, los ecocidios y los muertos que sigue cobrando el corredor Interoceánico en el istmo de Tehuantepec. Las obras de que presume el gobierno primaveroinfernal de Oaxaca son producto de esos planes neoliberales de expansionismo.
***
NO solamente fueron sus pasos los que retumbaron por todo el mundo, sino también el eco de sus voces que se elevaron de millones de mujeres que este 8 de marzo llenaron calles y plazas, reclamando justicia ante tantos agravios y el reconocimiento de sus derechos y libertades, por un lado, pero por otro también marchaban los pies cansados de las mujeres que nunca han tenido un momento de reposo en la búsqueda de sus seres queridos desaparecidos por el Estado o la delincuencia organizada. Al llegar hasta el palacio de Gobierno, nuevamente las mujeres hicieron reclamos por las normas constitucionales incumplidas para sus derechos laborales, de equidad y de respeto a su seguridad y a su propia vida; a racismos por su color de piel y sus orígenes indígenas, que le ocasionan rechazos para participar en cargos públicos y electorales, incluso en escuelas y centros laborales; el caso más condenable ha sido el acoso sexual y las violaciones que se dan en centros de trabajo, oficinas del gobierno, la Iglesia y entre la misma familia. Ante la poca atención de las autoridades para proceder contra los responsables, muchas mujeres guardan silencio sobre los atentados de que fueron víctimas. El caso mas emblemático y porque está encubierto por el propio gobernador, el secretario de Gobierno y el Fiscal del Estado es el de Donato Vargas, quien ha sido denunciado por su ex pareja la legisladora del Partido del Trabajo Martha Aracely Cruz Jiménez y a quien le llevaba el caso la activista desaparecida Sandra Domínguez Martínez. De acuerdo con órganos de la sociedad civil, solo en lo que va de este sexenio la numeralia es escalofriante en casos de feminicidios y desaparecidas, pero el gobernador del Estado acaba de decir urbi et orbi que “como nunca” en este rubro, así como en otros delitos los casos van a la baja, y que Oaxaca sigue congelada en un quinto lugar como uno de los Estados mas seguros del país, aunque los oaxaqueños no puedan conciliar el sueño ante la amenaza constante de la delincuencia organizada extendida por toda la entidad y ante lo cual el régimen no dice nada.
So long raza.