En estos destripaderos sintácticos ya no se quisiera mencionar esa narrativa perversa del gobierno de izquierdistas adoctrinados de Oaxaca, de estar negando la realidad a través de la construcción de un escenario con escombros del pasado. Se quiere lograr un cambio no solo con las antiguas prácticas del priato, con algunos quinta columnistas fantasmales que el morenismo no acaba de perseguir sino con discursos megalómanos con egocentrismo, con la soberbia de que nunca habrá nadie como ellos. El más puro narcisismo. Ya dijo el gobernador que en los últimos treinta años nunca ha habido un secretario de gobierno como el actual, así sea el responsable de los conflictos y crisis sociales de Oaxaca que no ha tenido la capacidad para resolver. El segundo de a bordo parece estar consagrado solo a contabilizar los muertos o a amenazar a la gente con su frase predilecta de “esto va, porque va”, cuando se trata de un proyecto o la construcción de una obra en donde la población se opone. El mismo conflicto resurge poco tiempo después con reclamos furibundos, marchas, bloqueo de calles y carreteras y toma de ciudades y oficinas gubernamentales, exigiendo el cumplimiento de la palabra y las promesas “de la otra vez”. Nada nuevo, nada resuelto y el conflicto crece hasta que estalla de diferentes maneras. “Pero si ayer estuvimos con ellos” dice el gobernador o el secretario de gobierno cuando se sabe que hubo muertos por el deslinde de mojoneras. Y esto ocurre por ir solo a tomarse la foto y no buscar soluciones de fondo del conflicto, sentando un precedente de no agresión, pero sobre todo de proceder contra los cacicazgos y políticos que desde sus cargos públicos tienen intereses en la zona por sus riquezas naturales que explotan, y financian a sicarios para provocar las disputas entre los pueblos. Mucha sangre se ha derramado por estos conflictos orquestados desde el mismo gobierno. Tal parece que al régimen le conviene no solucionar estas crisis, sino que las provoca para mantener una atmósfera de inestabilidad en Oaxaca, pero que al mismo tiempo se promueve mediáticamente como un régimen que se esfuerza en solucionar y mantener la paz y la tranquilidad en un Estado de constantes zozobras. Es una mañosa forma de atraer fondos federales.
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LAMENTABLES sucesos como los de San Isidro Platanillo -a donde le sacan ir altos funcionarios del gobierno- y los de los Coatlanes son signos innegables de que el régimen morenista de Oaxaca no solo chapalea en los lodos de la corrupción sino ahora lo hace en los abundantes ríos de sangre de inocentes y niños de hasta tres años, por esa acelerada convulsión social que crece por todo el Estado y parece difícil de detener. Esto ya se asemeja al régimen de la barbarie y hematófago de Ulises Ruiz. En mas de dos años, el gobierno morenista no ha podido, ni ha sabido todavía salir de la curva del aprendizaje, por mas que se esfuerce en pintar un escenario diferente a la crudeza de miles de necesidades con que han venido sobreviviendo millones de oaxaqueños en un régimen perverso y tartufo que no habla con la verdad a su pueblo y cuando no puede solucionar los conflictos sociales, los reprime, creando en la gente un terrorismo de Estado no solamente con policías que los agreden y gasean, sino con matones o maleantes como los de la CATEM que están al servicio del gobierno del Estado y de la presidencia municipal de Oaxaca, aparte de que estos delincuentes profesionales monopolizan la obra pública de los gobiernos de los tres niveles sin pasar por la licitación, como acaba de ocurrir con los trabajos de ampliación del aeropuerto federal de Oaxaca. Hay muchos, pero muchos casos lastimosos que nunca hubieran ocurrido si el gobierno tuviera una mostaza de sesos para solucionar las demandas, reclamos, inseguridad y la escalada de violencia de los carteles de la delincuencia organizada que han sentado sus reales por todo el territorio de Oaxaca. La filípica, primaveral no ha resultado la panacea de Oaxaca, ni tampoco la obra faraónica del parque Primavera que presume ecuménicamente el gobernador, pero que por circunstancias extrañas en las dos ocasiones que ha venido a Oaxaca como Presidenta no ha ido a visitar la doctora Claudia Sheinbaum, acostumbrada a inaugurar y poner en marcha proyectos sociales, no obras de relumbrón, ni monumentos al ego de los gobernantes. Mientras tanto, el régimen de izquierdistas adoctrinados seguirá abanicando los problemas sociales. Aunque no viene al caso: se prueba una vez más que los morenistas no sólo son antropófagos, corruptos y tartufos, sino también no saben dejar solos ni desaforados a quienes cometen delitos. El caso de Cuauhtémoc Blanco es claro ejemplo de la podredumbre que perdura en la política mexicana. Para el desafuero con el voto femenino hubiera bastado. So long raza y cuídese de los calores, plis.