Guerrero. – El viernes, el activista ambiental Marco Antonio Suástegui Muñoz, líder del CECOP, murió en un hospital de Acapulco, Guerrero, tras una lucha de ocho días por sobrevivir a un ataque armado. Suástegui, de 47 años, fue baleado el 18 de abril en la playa Icacos por un hombre que le disparó tres veces: en el abdomen, el hombro y el tórax, según reportes del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.
El defensor, conocido por su oposición al proyecto hidroeléctrico La Parota y por buscar a su hermano Vicente, desaparecido desde 2021, había denunciado nexos entre autoridades y el crimen organizado. A pesar de las amenazas de muerte que enfrentaba, el gobierno nunca le otorgó medidas cautelares, a pesar de solicitudes de organismos internacionales, lo que ha generado críticas hacia las autoridades estatales.
El ataque ocurrió en un contexto de creciente violencia en Guerrero, donde grupos criminales disputan el control territorial. Suástegui había sido encarcelado en 2014 y 2018 por su activismo, pero fue absuelto en 2019. Su muerte se suma a una serie de asesinatos de activistas en la región, como el de Arnulfo Cerón Soriano en 2019, evidenciando la falta de protección para defensores de derechos humanos.
La gobernadora Evelyn Salgado expresó su solidaridad con la familia de Suástegui y reconoció su labor como líder social dentro del movimiento de Morena, aunque no detalló acciones concretas para esclarecer el crimen. Organizaciones como Tlachinollan y el colectivo zapatista Saboteamos han exigido justicia, señalando que el crimen organizado está atacando a comunidades organizadas en resistencia.