Jazmín GÓMEZ
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“La vida cristiana en una iglesia se muestra en la manera de participar y vivir la fe de las comunidades, es ahí el campo de trabajo y en donde hay que formar personas, no caer en protagonismos o estar viendo a qué grupo le toca estar al frente de algo.
Caer en la cuenta de que en el ministerio sólo somos servidores de la vida cristiana y no lo vemos, esto el Papa lo ha gritado de muchas maneras también”, sostuvo el Arzobispo de Oaxaca José Luis Chávez Botello.
Con motivo de sus 20 años de Obispo, nombrado el 19 de marzo de 1997 en Guadalajara, Jalisco, y en clara referencia a la nominación del padre Alejandro Solalinde Guerra como Premio Nobel por la Paz, sin hacer referencia a ese tema en específico, el Arzobispo expresó que la iglesia a través de los siglos ha sufrido y se ha visto empañada de ambiciones, se ha visto ensuciada por males en donde algunos buscan cierto prestigio ante pequeños sectores de la sociedad.
“Es lo que uno va aprendiendo en la vida, uno ve no logré lo que hubiera querido, no alcancé pero creo que Dios no nos pide triunfos, simplemente a cada uno nos dice luchaste, te esforzaste, y adelante, eso quisiera Dios simplemente, no el que logra triunfos porque es la manera como el Diablo puede tentar a algunos, a veces cuando uno escucha algo de personas que quieren halagar a uno debe decir Dios líbrame de esto”, manifestó.
La otra forma, dijo, en que Dios se manifiesta es a través de conflictos o poniendo a prueba en conflictos, poniendo a las personas de cara frente al mal, para que el buen cristiano llegue a tocar fondo, esa etapa también forja y el hecho de sostenerse es una muestra misma de que Dios está con esta persona, la va purificando, la vuelve más paciente, más realista y más comprensiva ante quienes están en ciertas situaciones.
Por otra parte, tocando el tema de la pederastia de sacerdotes, la homosexualidad y los errores que comenten quienes están al frente de la iglesia, destacó que todo humano se puede equivocar y caer, pero lo importante es sacar enseñanzas de esa caída, sin embargo, a veces es más fácil echarle leña o ponerle todo el peso a una sola persona que reconocer que los fallos o errores que hay en la misma sociedad, en la formación en la fe o en la formación de las propias familias.
Finalmente, a sus 13 años de su nombramiento como Arzobispo de Oaxaca, expuso que entre las deficiencias que ha encontrado de manera general en esta sociedad es que no hay reconocimiento de que cuando algo está fallando es una corresponsabilidad y no tiene la culpa una sola persona o un pequeño sector.
Además, hace falta una mayor proyección social en la fe, porque hay un gusto por recibir los sacramentos pero sin formación, es así como se ve a maestros, maestras, empresarios, empresarias, personas dedicadas a la política y muchas más que creen que la vida cristina se queda en el templo y que fuera de él no tiene nada que ver, no se ve la fe en su forma de conducirse en la vida diaria.