– En entrevista desde su natal Tlaxiaco, la cantante revela que la carrera de su hermana Yalitza no interfiere en lo que ella es, una mujer polifacética
Heroica Ciudad de Tlaxiaco, Oax.- De figura menudita, piel morena, inquieta, desenvuelta y carácter fuerte, inquebrantable, no asume poses, así es Edith Aparicio Martínez con quien charlamos en la cuna de la Mixteca y a quien nada le sorprende en la vida, ni siquiera la discriminación que ha sufrido de actores políticos por descender de madre triqui y ser cantante.
A espaldas del emblemático reloj en la Plaza de la Constitución de esta Heroica Ciudad, Edith acepta ser un estuche de monerías, lo mismo hace trabajos de albañilería levantando muros, pero no contra las mujeres, que haciendo mezcla -no de recursos-, sino de cemento, así como artesanías con la elaboración de piñatas que exporta a los Estados Unidos, le apasiona cantar, y todavía se dio tiempo para concluir sus estudios profesionales, es ingeniera industrial.
Es una mujer polifacética, así se describe.
Edith es la mayor de cinco hermanos, le siguen Yalitza, Yesé, Pedro y Alex Uriel, sus padres Raúl y Margarita, esta última indígena triqui dedicada al trabajo del hogar y su papá comerciante, admite que desde sus inicios para sustentar su carrera trabajó a ras de suelo, desde el campo, fue ayudante de carpintero, albañilería, muchos oficios y mil necesidades, pero logró terminar sus estudios profesionales.
También es cantante, y lo hace por hobby, antes de la entrevista interpretó dos canciones tocando la guitarra, “Paloma Negra” y la Canción Mixteca, esta última la cantó en su lengua materna, de buen timbrado, voz educada, ha hecho video clips interpretando La Cumbia de La Tlayuda desde uno de los comedores más tradicionales de Tlaxiaco, “El Kiosco”.
Eso sí, deja muy claro que ella es Edith, y que en nada interfiere la carrera de su hermana Yalitza, famosa actriz de talla internacional, quien fue la revelación en la película Roma de Alfonso Cuarón, a quien siempre la ha respetado y ha dejado que ella sea lo que es “y yo ahorita me encamino a ser Edith”, cada quien hace su trabajo.
Incluso, comenta, cuando su hermana tiene reuniones con el equipo de producción y está en México, Edith es quien le prepara los deliciosos curados de frutas, muy tradicionales en Tlaxiaco, el cual también sabe prepararlos para deleite de los paladares más exigentes, por eso decíamos al principio de esta entrevista que la chica es un estuche de monerías.
Sobre la pregunta de si fue ella quien apuntaló a Yalitza para acudir al casting de la película Roma, expone que las mujeres Aparicio han sido emprendedoras, comerciantes, tiene una tía que en el 2000 fue Diosa Centéotl y muy independiente de que haya sido yo o no, ella (su hermana) marcó su ruta, ha hecho su esfuerzo, su trabajo, “cuando algo es para ti, es para ti, cuando no es aunque te pongas”, soltó.
-También le preguntamos, ¿aspiras a un cargo de elección popular?, Edith responde:
“Te mentiría si te digo que no, me gusta, siempre me ha gustado aprender, me han llegado propuestas para diferentes cargos tanto municipales, locales, federales, estoy viendo la mejor opción, soy un ser pensante, que sabe tomar decisiones, segura de lo que quiero, ahorita, lo estoy digiriendo, analizando y la verdad quien quite y me animo por la presidencia municipal o por una local”.
-Entonces ¿has tenido propuestas?
De todos los colores se han acercado a mí, voy analizar lo que me conviene, voy a estar donde no me tengan como un robot, en donde no me impongan, soy un ser pensante, donde me digan que es rosa y yo digo que es azul o blanco, será donde vea posibilidades de ser quien soy y de ayudar.
Detalla que una de las cosas que más le gusta hacer –principalmente- es ayudar a la gente, todo el tiempo realiza colectas, juntando despensas, ayudando a personas con cáncer, niños huérfanos, el cual logra financiar a través de personas que siempre la han ayudado en esa labor altruista y también se apoya con lo que gana ejerciendo su carrera para solventar parte de esos gastos.
Sobre la discriminación que ha sufrido por su color de piel, Edith admite que no solo ha sido por parte de algunas personas, sino también de actores políticos, muchas veces, “desde el momento en que ven tu color para ellos es como si fueras una persona que no sabe hablar, expresarse, que no tiene derechos, que quizás no tiene estudios o que vienes de un extraterrestre”, afirma.
Sí lo he sufrido, reconoce, pero me han enseñado a no hacer caso a ese tipo de cosas y mejor yo sigo con lo mío, sigo preparándome, sigo trabajando, buscando la manera de salir adelante, con nuevas metas, innovar, servir a quienes me rodean.
No habla el mixteco, es realista, insiste en que proviene de una madre triqui, pero sí entiende algunas palabras en mixteco, “se saludar, decir buenos días, buenas tardes, buenas noches, pedir comida, agua”.
Incluso revela que para no sufrir discriminación cuando era niña por ser triqui, por ser mixteca, morenita, gordita, chaparrita, a ella y a sus hermanos sus papas no les enseñaron la lengua materna, fue más grande el miedo para que en algún momento en la escuela no se burlaran de ellos o para que su forma de hablar no fuera entorpecida.
Pero ahora que soy profesionista, explica, que me gusta difundir la cultura, aprendí música en la Casa de la Cultura de Tlaxiaco, pues intento aprender mi lengua materna, nunca es tarde, cuesta mucho trabajo, es difícil, pero lo intentamos y lo hago a través de la música, ahí es donde intento cantar en triqui, en mixteco y en zapoteco, la verdad poco a poco uno se va puliendo.
Casi para concluir la charla y en el marco del 8 de marzo Día Internacional de la Mujer, destaca que es una fecha muy importante para las mujeres de levantar la voz, para decir “aquí estoy, yo puedo, yo merezco, somos seres muy valiosos de todos los días no solo que se nos recuerde el ocho de marzo”.
La mujer, madre de un hijo, a quien le gusta estar en paz consigo misma, en armonía, también expone que el 8 de marzo, lo que le molesta es que en esas manifestaciones rompan cristales, manchen paredes, estatuas, es muy respetable su lucha, “siento que si algo le pasara algún hermano, hijo, creo que me como al mundo entero, la verdad”, advierte.
Pero señala que no deben caer en esa misma violencia, de agredir, porque una cosa es luchar por nuestros derechos, de ser iguales, de lograr la equidad de género y otra cosa es caer en la violencia, ese no es el camino.
Por ello hizo también un llamado a los servidores públicos encargados de impartir justicia, a que hagan su trabajo sin miedo, a no quedarse callados, porque cuando esto sucede hay una muerta más, una mujer desaparecida o violentada más y esa cadena debe romperse para siempre.
A las mujeres les pidió no darse jamás por vencidas, “sigan adelante, trabajando, luchando por esos derechos, y no quedarse calladas jamás”.
Cerró con una frase que repitió tres veces: ¡Mujer tu puedes!, ¡Mujer tu puedes!, ¡Mujer tu puedes!
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