Los destrucción de cultivos de amapola por parte de la Secretaría de Marina viene a la baja en los últimos dos años. Mientras en 2019, la Semar erriadicó 90 campos de esta planta, el año pasado sólo fue uno, cifras inferiores si se comparan con los dos primeros años del sexenio pasado cuando fueron 902 plantíos.
Datos de la Marina indican que en los últimos 10 años detectaron mil 326 de sembradíos de amapola. La cifra la coloca detrás de la mariguana, ya que en ese mismo periodo fueron localizados y destruidos mil 896 plantíos.
De la amapola se extrae el opio, cuyas propiedades analgésicas y narcotizantes sirven para la elaboración de productos como la morfina, la codeína y la heroína, siendo esta última una droga ilícita que le interesa a los grupos delictivos.
De acuerdo con información de la Marina-Armada de México, en 2010 se detectaron 60 cultivos de amapola que terminaron erradicados, nueve de ellos en Mazatlán, el resto en Culiacán y Guamúchil, ambos en Sinaloa, así como Matamoros, Tamaulipas.
Al siguiente año no hubo registro, y en 2012 la cifra bajó a 33 cultivos de amapola. Para 2013, la Marina reportó la cifra récord de 176 cultivos destruidos, los cuales fueron localizados en los municipios de Petatlán, Chilpancingo, Acapulco e Ixtapa, en Guerrero.
Lázaro Cárdenas, Aquila y Compostela, en el estado de Michoacán, además de Mocorito, Angostura y Topolobampo en Sinaloa también se localizaron campos con amapola. El resto de los plantíos localizados estuvieron en Sonora, Nayarit, Estado de México, Colima y Quintana Roo.
Para 2014 se volvió a romper la marca de cultivos de amapola destruidos, el cual se mantiene. Ese año, la Semar detectó 726 plantíos, de ellos 42 estaban en Guerrero, 16 en Sinaloa, 13 en Michoacán y el resto en Nayarit, Sonora, Baja California y Jalisco.
En 2015, la cifra bajó a 74, y volvió a aumentar en 2016 para situarse en 159, mientras que no hubo reportes de detección de campos de amapola en 2017.
En el último año del sexenio de Enrique Peña Nieto, la Marina sólo reportó siete sembradíos de amapola y en el primer año de Andrés Manuel López Obrador 90. El año pasado sólo se reportó un plantío en Mazatlán, Sinaloa.
Para la detección de sembradíos de droga, el Gobierno federal utiliza fotografías satelitales para la localización no sólo de plantíos de droga, también de pistas clandestinas, ranchos, campamentos de entrenamiento de la delincuencia organizada y robo de combustible. Esta tecnología sirve para el planeamiento de diferentes operaciones.
Entre septiembre de 2019 y hasta junio del año pasado la Marina recolectó 48 imágenes satelitales de Guanajuato, Jalisco, Quintana Roo, Sonora, Yucatán y la Sonda de Campeche, para la detección de sembradíos de droga, y otras instalaciones usados por presuntos criminales no sólo para el narcotráfico, sino también en el robo de combustible.
De acuerdo con el informe de las labores de la Secretaría de Marina, las imágenes se utilizaron para la elaboración de los productos de inteligencia geoespacial de carácter estratégico del dominio marítimo.
Indicó que como parte de las actividades comprendidas en el proyecto MEXK54 “Sistema de Monitoreo de Cultivos Ilícitos en el Territorio Mexicano”, también pudo conocer de las extensiones de plantíos de enervantes en los estados de Sinaloa, Chihuahua y Durango.
PANDEMIA Y HEROÍNA
De acuerdo con el informe sobre las tendencias del mercado de drogas durante la pandemia de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), la heroína ha sido la droga más traficada por tierra, pero debido al Covid-19, las rutas marítimas parecen se usan cada vez más, como lo muestran los decomisos de opiáceos en el Océano Índico.
UNODC sostiene que en caso de disminuir la oferta de heroína, el consumo se puede trasladar a sustancias de producción casera, toda vez que países de Europa, Asia Sudoccidental y América del Norte han reportado una escasez de heroína, además en algunos países europeos han advertido que los usuarios podrían incluso pasar a consumir fentanilo.
Naciones Unidas señala que el tráfico de mariguana puede no verse afectado de la misma manera que el de la heroína o cocaína, pues su producción suele darse en lugares cercanos a los mercados de consumo, y los traficantes dependen menos de envíos transregionales de grandes cantidades de droga.
Fuente: El Sol de México