En plena etapa de solicitud del voto, aspirantes a legisladores intensifican sus campañas proselitistas, con los recursos de propaganda y acercamiento que les permite el juego político y la pandemia. Y así, iniciamos mayo, mes dedicado a los trabajadores, a los seres que nos dieron vida y a los maestros.
En lo electoral, la opinión pública sigue atenta de que no se repliquen viejas prácticas como la entrega anticipada de despensas y otros materiales, mecanismo en el que basan su voto duro los del partido conservador, pero que también puede tentar a otras formaciones políticas. Esperemos que, si se descubren y comprueban, sus autores sean fiscalizados y castigados severamente.
Quienes han ejecutado recursos públicos o realizado gestiones, se despliegan ahora en pueblos, colonias y rancherías, donde abunda la pobreza, a fin de recoger el fruto de algún apoyo otorgado. Los más no dejan de presumir, en discursos muy parecidos, logros de tal o cual política pública, pero evaden la explicación de lo que significa ser legislador o diputado.
El representante popular es el vehículo que escoge el ciudadano para que sus demandas y derechos las lleve al centro de la vida pública; encuentre soluciones a los problemas de su distrito; proponga y apruebe leyes; reoriente los presupuestos; vigile el gasto gubernamental; nombre funcionarios de órganos o instituciones que sean su responsabilidad pero, sobre todo, sirva de contrapeso del poder ejecutivo en caso de que se exceda de sus funciones o si éste ha incumplido su responsabilidad de gobernar para todos.
Algo más deben hacer, partidos y candidatos, para que el futuro votante se motive y empiece a definir, en los pocos días de campaña, su preferencia estricta o se deja vencer por la indiferencia ante las alternativas que existen. Sin embargo, si es que llega ante la urna, el propio ciudadano ejercerá su libertad de conciencia: premiar o castigar trayectorias o proyectos.
Las campañas al Congreso, hasta ahora, dejan muy poco a la imaginación o al contraste de propuestas y soluciones a tantos problemas del estado. Tampoco se ha vislumbrado algún debate serio ni algo que llame el interés para incentivar la participación; ni siquiera en los medios de comunicación electrónicos. La falta de internet, en general, limita las campañas virtuales, aunque en varias plataformas y redes sociales estén muy activos. En una entidad eminentemente rural, el calor humano que permite el acercamiento es fundamental. Pero la pandemia….
No obstante, hay hechos que preocupan. En nuestra capital han aparecido campañas de “guerra sucia” y desinformación contra aspirantes como el contador Francisco Martínez Neri, por el ayuntamiento de Oaxaca de Juárez.
Esta semana se abren las campañas municipales. Y en una sincronía repugnante, mentes enfermas están empeñadas en montar escenarios de provocación para inhibir el voto y desalentar el interés ciudadano. Un ejemplo: la agresión de que fueron objeto, hace ocho días, ciudadanos de un colectivo de Morena en Santa Rosa Panzacola quienes, en el uso de su derecho a participar en política, se habían reunido con Luis Alfonso Silva Romo y el exrector universitario. En un episodio condenable, hombres anónimos y cobardes lanzaron un artefacto de gas lacrimógeno, a plena luz del día, para amedrentar y dejar el mensaje de que están dispuestos a todo con tal de recuperar nuestra cumpleañera ciudad.
Su apuesta es asustar a los ciudadanos poco interesados en política y que el día seis se guarden en sus casas, mucho más ahora que la pandemia nos ha desmovilizado. Es sabido que legiones de operadores políticos, se organizan para movilizar a sus huestes durante el último tramo de la competencia. Confían, malamente, en el favor de las personas que cambian conciencia y dignidad por dádivas. Si la agresión de Santa Rosa quedara impune, dichos ataques se replicarían en otros lugares como estrategia para no perder el poder.
Saben muy bien que, en la confrontación civilizada de dos proyectos de nación, tienen poco que ganar Por ello, en donde tienen posibilidades, están apostando a sus mejores cuadros, esperando el milagro de la fragmentación del voto, el divisionismo y la abstención. El miedo a la violencia política, sin duda, será el escollo a vencer.
@ernestoreyes14