* El presidente responsabilizó, en la “mañanera” de ayer, a la alcaldesa de Nochixtlán, Lizbeth Victoria Huerta, protegida de Salomón, de la desaparición forzada y probable homicidio calificado de la activista Claudia Uruchurtu.
* Este caso prueba la injerencia y apoyo del crimen organizado, con participación de los sindicatos de transportistas, en diversos municipios oaxaqueños y mexicanos. Es un asunto de seguridad nacional, de ninguna manera menor.
Al mejor estilo de los césares romanos, el emperador Andrés Manuel López Obrador bajó su dedo pulgar en el circo mexicano para sentenciar sorpresivamente a la muerte política al senador de Morena Salomón Jara Cruz.
El presidente responsabilizó, en la “mañanera” de ayer, a la alcaldesa de Nochixtlán, Lizbeth Victoria Huerta, protegida de Salomón, de la desaparición forzada y probable homicidio calificado de la activista Claudia Uruchurtu.
“Fue muy doloroso lo que acaba de pasar en Nochixtlán, Oaxaca, donde desaparece una luchadora social, se abre la investigación y un participante como testigo protegido da a conocer que la habían asesinado”.
“Y que la orden había salido presuntamente, supuestamente, de la presidenta municipal (Lizbeth Victoria Huerta), del Partido Morena”.
“Y la instrucción es, sea quien sea; no llegamos aquí para eternizar la corrupción y la impunidad, entonces, que se aclare…”, dijo en la conferencia matutina desde el Palacio Nacional.
La activista mexicobritánica Claudia Uruchurtu Cruz desapareció el 26 de marzo tras una protesta en el palacio municipal de Nochixtlán; presuntamente se la llevaron a bordo de una camioneta, que sería de un familiar de la alcaldesa.
En consecuencia, desde ya podemos adelantar que el soberbio y corrupto senador no será candidato a gobernador del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en unos meses más, lo que hace entendible su desesperación.
Al mismo tiempo, el emperador mexicano sentenció y condenó a la cárcel por la probable muerte de la activista mexicobritánica Claudia Uruchurtu Cruz a la controvertida presidenta municipal de Nochixtlán, Lizbeth Victoria Huerta.
Este caso es la punta del iceberg de la injerencia y apoyo del crimen organizado, con participación de los sindicatos de transportistas, en diversos municipios oaxaqueños y mexicanos. Es un asunto de seguridad nacional, de ninguna manera menor.
La Agenda Nacional de Riesgos prevé que durante mayo e inicios de junio podría aumentar la violencia en la recta final de las campañas electorales con ataques armados a candidatos y políticos, secuestros y asesinatos en 8 estados, entre estos.
Por ejemplo, el regidor de hacienda de Santiago Amoltepec, Tlaxiaco, Noé O.F., de 37 años, fue asesinado por sujetos desconocidos; lo enterraron en una narcofosa de un metro, bajo una losa de concreto; siendo exhumado a un mes de su desaparición.
Para nadie es desconocido que el senador Salomón Jara Cruz impuso contra viento y marea como presidenta municipal de Asunción Nochixtlán y como candidata de Morena a la reelección a Lizbeth Victoria Huerta.
Nada de extraño tendría que el saqueo millonario de las arcas municipales realizado por la alcaldesa hoy detenida, denunciado por la activista Claudia Uruchurtu, haya terminado en las cuentas bancarias de Salomón.
Hábil y perversamente al igual que Benjamín Robles Montoya, entre otros políticos, Salomón Jara convirtió a diversos municipios en su “caja grande”, a través del desvío de recursos, como lo hizo con los 1200 millones de SEDAFPA.
La decisión del emperador mexicano López Obrador de sepultar las aspiraciones de Salomón a la candidatura a gobernador del Movimiento de Regeneración Nacional es consecuencia de su traición en Guerrero.
AMLO jamás perdonará que como delegado nacional de Morena en Guerrero, Salomón, se haya aliado con Irma Eréndira y Pablo Amílcar Sandoval para descarrilar la candidatura de su compadre Félix Salgado Macedonio.
Al igual que otros consumados y contumaces “animales políticos”, el emperador mexicano se puede dar siempre el lujo de traicionar a cuantos desee, pero nunca perdonará que le traicionen, como ocurre hoy a Salomón Jara.
De manera lenta, pero inexorable, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha ido desmantelando la estructura de poder creada por el senador todavía morenista, urgido de cobijarse en algún otro partido político.
Primeramente, a través de los hermanos Flavio y Horacio Sosa Villavicencio arrebataron a Salomón el control del poder y dinero de la Junta de Coordinación Política en el Congreso del Estado al destituir a su protegida Delfina Guzmán Díaz.
Posteriormente, el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, echó abajo las candidaturas impuestas en “venta nocturna” a las diputaciones federales y locales y presidencias municipales, sobre todo, en el Istmo.
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