Poca gente reconoce que la mentira es una forma intolerable de corrupción. Sin embargo, hay políticos que la aprueban y la ejercen todos los días.
Muchos de los candidatos aseguran que durante su campaña deben mentir, porque, según, quien gana frente a las cámaras de televisión o los micrófonos de radio, automáticamente gana las elecciones. Desde luego que esto no es del todo cierto, pueden preguntarle a Juanita Cruz Cruz, presidenta municipal de Huajuapan.
La mentira, en realidad, nunca estará justificada. Con la mentira nadie sale beneficiado, al contrario, arrastra a muchos a la crisis política, ya que, sin confianza, tampoco habrá democracia.
Durante los últimos tres años hemos vivido dentro de una aguda crisis moral porque día a día, la mentira nos se está asfixiando.
Frente a la mentira está la honestidad. La honestidad tiene que ver con la democracia, pero parece que este valor en nuestro país está quedando en desuso. Lo pudimos ver hace unos días en las urnas electorales: la mayoría de los ciudadanos premiaron la mentira.
La mentira comienza con “las mañaneras”, y éstas rebotan en las redes sociales. Desde el atril presidencial se juzga a todo mundo: medios de comunicación, periodistas, y a todo aquel que haga uso de la libertad de expresión.
A la 4T, lo que menos le importa es la verdad. Considera que la falsedad puede llegar a ser verdad. Lo importante para ellos es exprimirle a la mentira un beneficio, y a partir de la mentira se dan la libertad de retorcer la historia, la economía, la salud, y con eso creen que tendrán la perpetuidad en el poder.
Nos parece increíble que algunas personas que las tenemos consideradas como inteligentes, crean en todo lo que dice López Obrador. Creen que él y su gabinete no son culpables de nada. Creen que los otros, los de años pasados, son los culpables de todo, y por lo mismo no han podido avanzar ni hacer nada por el pueblo de México.
Además, estas personas aseguran que los enemigos inventados en cada mañanera son reales, y aprueban los sobrenombres que le pone el presidente a los personajes que no son de su agrado.
Pero según, el pueblo está contento porque Obrador los llama “pueblo bueno, pueblo sabio”. Por esas palabras mentirosas sienten que en realidad son buenos y, además, sabios.
Ojalá algún día a sus seguidores les caiga el 20, y se den cuenta que en verdad les está tomando el pelo.
La gente que se deja engañar, perdió aquel registro de los mandamientos de López, que publicó en su toma de posesión: “no mentir, no robar y no traicionar”.
Entonces, ¿dónde está la reflexión de la gente, del pueblo sabio? Seguramente tampoco recuerdan cuando él les dijo: “la mentira es del demonio, la verdad es revolucionaria; la verdad es cristiana”.
A veces pienso que la gente que cree en López, no es porque sea tonta, sino porque tiene la esperanza de que un día vivirá mejor con el menor esfuerzo.
A propósito de mentiras. ¿Alguien sabrá si Juanita Cruz Cruz, la presidenta municipal de Huajuapan, ya publicó los documentos donde ella asegura que me registré como precandidato a la presidencia municipal de esa ciudad?
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