El delicado equilibrio en los intercambios de agua en la frontera de México y Estados Unidos parece amenazado por largas sequías que pueden obligar a la revisión de acuerdos establecidos en 1944, ahora bajo la presión de problemas imprevistos entonces.
Fuentes mexicanas reconocen los posibles problemas, pero sostienen que los acuerdos en existencia permiten enfrentarlos. “Estamos cubiertos”, dijo Roberto Velasco, director general para América del Norte de la cancillería, quien citó que hay fórmulas que posibilitan revisiones incluidas en los convenios, en el caso del oeste, y la ausencia de adeudo de agua en el ciclo de cinco años, en el de Chihuahua-Texas.
Los acuerdos determinan el intercambio de suministros, y según la Comisión Nacional del Agua (Conagua) benefician a México, que recibe 1,850 millones de metros cúbicos anuales del Río Colorado, para Baja California Norte y Sonora, mientras en la cuenca del Río Grande, 432 metros van de Chihuahua a Texas.
Pero según expertos como Robert Varady y Andrea Gerlak, de la Universidad de Arizona, así como Stephen Mumme, de la Universidad de Colorado, nunca ha habido suficiente agua para repartir, y menos ahora.
En un texto para The Conversation, los especialistas indicaron que la buena administración del agua ha mantenido esa parte de la relación básicamente libre de conflictos, “pero enmascara algunas tensiones bien conocidas: una explosión demográfica en ambos lados de la frontera, cambio climático y sistemas envejecidos”.
Una brutal sequía de 20 años en el oeste de EU redujo el flujo del Río Colorado, lo que provocó tensiones y conflictos incluso internos –la cancelación de la construcción de una planta de cerveza en Mexicali–, y las condiciones climáticas son desfavorables en la región de Chihuahua, que surte de agua al sur de Texas.
En opinión de Velasco, las cláusulas del tratado de aguas permiten buscar soluciones a los diferendos e incluso a los problemas causados por la sequía y la falta de caudales, de la misma forma de que no haya deudas de agua en el lado de Texas.
Conagua precisó que el descenso en los volúmenes está considerado en acuerdos de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) de 2017, como una responsabilidad compartida.
“México y EU están trabajando en inversiones directas para mejoramiento de infraestructura de riego, con fines de recuperación de volúmenes, de tal forma que se pueda ser resilientes ante una situación de escasez”, indicó Conagua a El Heraldo de México.
La migración de estadounidenses hacia los estados del suroeste de EU es parte del debate, donde el crecimiento demográfico de Arizona y Nuevo México crean presión sobre recursos y tensión en sus manejos.
Fuente: El Heraldo de México