Luego de 18 meses de atender exclusivamente a pacientes graves de coronavirus, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) se encuentra operando a su máxima capacidad.
Con un total de 160 camas -con ventilador- disponibles en el área de hospitalización, de las cuales, en promedio, 150 están ocupadas, y 18 camas en el área de urgencias, esta unidad médica de alta especialidad 100 por ciento covid-19, está enfrentando la tercera ola de la pandemia que afecta al país.
En entrevista para Excélsior, Jorge Salas Hernández, director general del INER, señaló que la saturación se debe a la alta demanda de servicios de urgencias para pacientes “graves y muy graves que presentan cuadros de neumonía o de insuficiencia respiratoria”.
De hecho, ante la manta en las puertas del INER, que señala “Hospital sin disponibilidad”, su director, explicó que desde el segundo pico de la pandemia que se vivió a principios de este año, dicho anuncio se coloca “de manera intermitente”, cuando las 18 camas de urgencias están llenas, ya que todo paciente que ingresa a hospitalización debe pasar el triage en dicha área.
Pero aclaró, que en el momento en que se desocupa un espacio, porque los pacientes ya se internaron, se quita el anuncio para recibir a más personas.
“Es una situación intermitente, lo que pasa es que a veces se genera la impresión de que al decir sin disponibilidad de camas, el INER se cerró o incluso se habla de rechazo de pacientes y no es así. En estos casos graves, la única puerta de entrada que tenemos para estos pacientes es urgencias por las condiciones de gravedad.
“Cuando las camas de urgencias se saturan, donde tenemos 18 espacios, es porque un paciente que llega en esas condiciones de gravedad, no es posible moverlo y hay que estabilizar.
“En la medida que se ocupan camas nosotros le anunciamos a la gente que llega que no hay disponibilidad con ese letrero que ya se ha hecho famoso, ha sido muy visto, pero ese letrero se quita tan pronto esos pacientes de urgencias se puedan movilizar a las áreas de hospitalización y quedan las camas disponibles para que se vuelvan a ocupar”, detalló.
Paciente grave de covid-19 procedente de Acapulco ya es atendido
Ante el caso, que ayer miércoles, publicó Excélsior, en torno a un paciente grave de covid-19, que procedente de Acapulco, llegó en ambulancia al INER y se le negó el ingreso, Jorge Salas Hernández, informó que la persona ya está hospitalizada y es atendida dentro de sus instalaciones.
Explicó, que no pudo ser recibido de inmediato por dos razones. El principal motivo fue que a la hora que llegó la ambulancia a solicitar atención, no había disponibilidad en el área de urgencias, pero en cuanto se desocupó una cama fue ingresado, aunque no fue de inmediato.
Y la segunda razón, añadió Salas Hernández, es que cuando un paciente es referido de otro hospital, debido a su gravedad, la unidad médica que lo envía debe avisar y coordinarse con el INER, no solo para que se le reserve una cama, sino para definir si el paciente está en condiciones para ser trasladado y en este caso no existió ningún contacto previo.
“Nosotros tenemos un sistema de interconsultas a distancia. Recibimos la petición de un traslado de un caso grave de cualquier hospital de aquí o incluso lo hemos hecho desde los estados de la República, por ejemplo en Guerrero, de Acapulco lo hemos hecho.
“No teníamos conocimiento de este caso. Y se que es una lamentable situación, pero se genera una mala percepción del trabajo del INER y nosotros estamos organizados para poder recibir casos, pero previo acuerdo con los médicos tratantes, sobretodo por seguridad del paciente”, explicó.
70% de pacientes atendidos en el INER tienen entre 30 y 50 años
Jorge Salas Hernández explicó que aunque los pacientes graves que son atendidos en el INER, están dentro de todos los rangos de edad, incluyendo a jóvenes, la diferencia con el segundo pico de la epidemia, es que ahora el 70 por ciento de los personas que están hospitalizadas tienen entre 30 y 50 años de edad.
Y en su mayoría no están vacunados o solo se les ha aplicado la primera dosis contra el virus SARS-CoV-2.
“Es una población que todavía hasta hace unas semanas no habían recibido la vacunación o estaban en ese proceso y disminuyó considerablemente el número de más de sesenta años.
“Pero como grupo mayoritario se ha concentrado entre 30 y 50 años, aunque tenemos pacientes de veinte años o enfermos de más de 60 años, pero muchos de estos casos, son personas que ya tenían otro tipo de enfermedades como diabetes, hipertensión o problemas de peso”, explicó.
Fuente: Excélsior