Estados Unidos. – Lydia y Lawrence Rodríguez decidieron no vacunarse contra covid-19 porque no creían en las inmunizaciones y fallecieron por complicaciones de la enfermedad, dejando a cuatro niños huérfanos de entre 11 y 18 años en La Marque, al sur de Houston, Texas, Estados Unidos.
La pareja estaba influida por la religión y no creyó que fuera necesario recibir el biológico, pues confiaban en que su cuerpo era lo suficientemente fuerte para combatir al coronavirus, además de estar a favor de los movimientos antivacunas.
Pese a eso, se cuidaban, usaban cubrebocas al salir de su domicilio, donde permanecían la mayor parte del tiempo, pero no se vacunaron.
Por eso, el matrimonio de 21 años y sus cuatro hijos, junto con otros miembros de su familia, fueron a un campamento de la iglesia que duró siete días. Cuando regresaron presentaron los primeros síntomas y dieron positivo a las pruebas de antígenos.
Pese a estar enfermos decidieron no informar a sus parientes lo que les estaba pasando hasta que Lawrence, de 49 años, se agravó y lo internaron el 12 de julio.
Pocos días después, Lydia, de 42 años, presentó el mismo cuadro y aunque pidió ser vacunada, el médico le dijo que no era posible en esos momentos y debían intubarla.
Antes de entrar en coma hizo una última llamada a su hermana para pedir que sus hijos recibieran la dosis contra el coronavirus. “Por favor, asegúrense de que mis hijos sean vacunados”, encargó a su familia.
Falleció el lunes 16 de agosto, dos semanas después que su marido.
“Lydia nunca ha creído realmente en las vacunas. Ella creía que podía manejar todo por sí misma, que realmente no se necesitaba la medicina”, contó Dottie Jones, enfermera y prima de Lydia a la cadena ABC13.
“La desinformación está matando a las personas. Esto pasó realmente en nuestra familia y es la verdad de lo que podría pasar. No quiero espantar gente, solo quiero que entiendan que el virus es real y que la variante Delta es más brutal que cualquiera que hayamos visto”, señaló Jones.
Fuente: Vanguardia