El miércoles 25 de agosto, el Congreso del Estado de Oaxaca abrió la carrera por la gubernatura oaxaqueña, que culminará el 5 de junio próximo, en una jornada que se antoja inédita. Paralelamente, el INE, ha dado instrucciones a los actores políticos a que postulen entre sus militantes a tres mujeres que contiendan en las seis gubernaturas que estarán en disputa en 2022. La idea es que los responsables cumplan a cabalidad con la paridad de género, tal como se ensayó en junio pasado.
Una vez facultado, el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO), deberá organizar y desarrollar el proceso, a partir de septiembre, con las garantías inherentes a la legalidad. Están llamados a participar 10 partidos políticos.
Aguascalientes, Hidalgo, Quintana Roo, Durango, Tamaulipas y Oaxaca renovarán el poder Ejecutivo en el 2022. Los tres primeros, por su baja densidad poblacional, podrían ser los escogidos por los partidos, si se sigue la lógica que aplicaron en Campeche, Baja California, Colima y Tlaxcala, donde compitieron y ganaron mujeres, además de Chihuahua y Guerrero.
Si a Oaxaca le tocara una gobernadora, sería un gran avance para quienes desde muchas trincheras han luchado por la equidad y paridad de género. Sin embargo, nunca faltará quien pregunte si existen condiciones reales, políticas, dada la complejidad de su problemática, para que una mujer encabece el poder ejecutivo.
Yo creo que sí, pues los mandatarios oaxaqueños se han distinguido, en su mayoría, por encabezar administraciones opacas, desganadas, improvisadas y con fuerte olor a corrupción y sangre. Las fortunas de muchos de ellos son escandalosas.
Dos mujeres parecen estar en condición de serlo, pero en dos trincheras opuestas: Ivette Morán Rodríguez, la esposa de Alejandro Murat, quien mantiene una permanente campaña de imagen, con recursos que le permite el cargo honorario de titular del DIF, y la Senadora Susana Harp, de reciente ingreso a Morena. Una emergente, si se considera un exceso que la familia Murat sume 18 años en el poder: Eufrosina Cruz Mendoza.
Si se activara la paridad, aspirantes masculinos quedarían desplazados hacia el 2028, que es cuando se nombraría a una persona de género distinto a la registrada en la elección de 2022. Quedarían damnificados: Salomón Jara, Adelfo Regino Montes, Francisco Martínez Neri -a pesar de que es alcalde electo de la capital y, nada le impide competir -, Luis Antonio Ramírez Pineda y Armando Contreras. Por el PRI y posible alianza entre Verde, PAN y PRD, Raúl Bolaños Cué, Eviel Pérez Magaña y Alejandro Avilés, entre otros. Una tercera vía es Benjamín Robles del PT.
Harp Iturribarría es conocida por su labor como legisladora, cantante y promotora de la diversidad étnica y cultural, con ligas en grupos de la llamada sociedad civil que, salvo excepciones -como las luchadoras de derechos humanos- poco se inmiscuyen en actividades político-partidistas y menos a favor de la izquierda dura que representa el obradorismo.
Nancy Ortiz Cabrera, fundadora de Morena, sin haber ocupado cargo de representación popular, tiene presencia como delegada de los programas Bienestar, pero como la Senadora, carece de resortes para activar la estructura partidaria local y desplazar al jarismo, dueño de comités y un sector de la militancia. Necesitarán aliados poderosos para ganar la primera batalla.
Ambas, sin embargo, cuentan con apoyos en el gobierno federal, y han acentuado su presencia mediante la difusión de encuestas y en las redes sociales. Susana tiene más seguidores entre la nomenclatura morenista que se ha desvinculado del senador Jara. Sin embargo, como Oaxaca todavía no está reservada para determinado género, corresponderá a los partidos fijar reglas y la metodología para que sus registros garanticen la paridad.
Nancy y Susana necesitarán convencer – primero al morenismo, si hay consulta interna, y luego a la ciudadanía en la elección constitucional- que su experiencia garantiza un buen gobierno que vaya camino a una verdadera transformación de Oaxaca. Y que ejercerán el cargo con eficacia, fuera de cualquier atisbo de corrupción y tentaciones del poder. Y que no vayan después a traicionar a la 4T. Es claro que Oaxaca necesita firmeza ante los actores políticos, para garantizar la gobernabilidad. Los caballeros que nos han gobernado no lo han logrado. Esta es una simple hipótesis: ¿Será el tiempo de un gobierno de y para las mujeres en Oaxaca?
@ernestoreyes14