El uso de las redes sociales en las narrativas y discursos de las campañas políticas debe ser regulado, porque dan paso a noticias falsas, afectan la ciberseguridad o propician hackeos y censura en torno a los procesos electorales, plantearon especialistas en el tema reunidos por el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM.
En el ciclo Redes sociales y libertad de expresión en pandemia, moderado por Flavia Freidenberg, investigadora del IIJ, los expertos analizaron el papel de las redes y personajes como los influencers en el escenario electoral.
Las redes no sustituyen el proceso de campañas políticas, pero lo hacen más complejo, difícil y tortuoso, aseguró Francisco Javier Guerrero Aguirre, secretario para el Fortalecimiento de la Democracia, de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Con redes como Google, Facebook, YouTube o Twitter se tiene un nuevo modelo de comunicación política que retroalimenta a los medios tradicionales, especialmente a periódicos y servicios de noticias, que ya no están solo en papel, sino que son alimentados en diferentes plataformas las 24 horas del día, explicó durante su participación en el ciclo.
Guerrero Aguirre afirmó que, si se piensa en el debate democrático como un pozo donde se intercambian ideas, y todo lo que forma parte de las campañas, se enfrenta el problema de que de alguna manera las campañas están envenenadas por mentiras o fake news.
“¿Cómo se llega a eso? Porque el agua de ese pozo está ligeramente envenenada, ¿cómo se filtra esa agua? Con periodismo, bien hecho, de investigación. ¿Estamos involucrados con ese periodismo? No todo lo que quisiéramos. Gran parte del debate en redes en la pandemia se ha visto reflejado en dos asuntos importantes: cómo se lastima o hace daño a los organismos electorales; así como al órgano administrativo que organiza el proceso y los jueces que tienen que tomar decisiones”, consideró.
El caso de Ecuador o Perú es ejemplo de procesos electorales muy cerrados que generan un caldo de cultivo, las campañas de bots son pagadas por los propios partidos para demeritar los órganos electorales, dijo.
Para Catalina Botero Marino, asesora de entidades como la UNESCO y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de México, pese a lo que suele creerse, las redes sociales están lejos de ofrecer la igualdad a las personas.
Respecto a la expresión de una idea, dijo, existen sistemas que amplifican unas voces y silencian otras.
Los bots y trolls tienen la capacidad de bloquear mensajes como una forma de censura y no se trata de que los eliminen, sino que los silencian al enviar montones de información que hacen que una crítica se pierda, sostuvo.
Por múltiples razones, las mentiras están “protegidas” por la libertad de expresión, y uno no puede sacar las mentiras del discurso, destacó la profesora de derecho constitucional, lo que sí se puede es controlar aquellas mentiras que producen un daño sustantivo en la vida real, porque, por ejemplo, cambian el día o lugar de las elecciones.
Una mentira como esas difundida a escala de internet es un fraude, dijo, engaña a las personas; eso produce un daño y debe ser medido desde el punto de vista de los derechos humanos.
Botero Marino recordó que la doctrina sobre libertad de expresión lleva dos siglos construyendo conceptos y herramientas que deben ser trasladadas a la esfera digital, la crítica no es discurso de odio, la crítica es parte de la democracia y algo que los funcionarios públicos deben tolerar, pues al estar en la administración están sometidos al escrutinio del público.
Otra de las participantes, Delia Matilde Ferreira Rubio, experta de Transparencia Internacional Argentina, destacó que los límites y fronteras en la comunicación política a través de redes sociales deben incluir también las aplicaciones, pues en los últimos tiempos las campañas en América Latina han mostrado una amplificación de la política.
“Es una preocupación que debe ser prioritaria para todos los que trabajamos estos temas, democracia, elecciones, instituciones o gobernanza”, afirmó. “Esto es el futuro y debemos comenzar, así como en la década de los 80 pensamos en cómo íbamos a regular el financiamiento de las campañas. Ahora debemos ponernos muy serios para ver cómo vamos a regular estas cosas, sobre todo la toma de decisiones que se produce a través de mecanismos automatizados de inteligencia artificial que es otro gran tema”.
La experta expuso durante el encuentro que el análisis político debería considerar a los influencers que, pagados por partidos políticos, se han sumado al escenario electoral en diferentes naciones, lo que también plantea problemas de regulación política, pues sus mensajes rebasan las fronteras entre las naciones, en diferentes entidades del mundo y es necesario fijar estándares en cómo se pueden manejar.
Fuente: Aristegui Noticias