Dos eventos históricos se dieron este 18 de noviembre. Por un lado, el eclipse lunar parcial más largo en 580 años y la reunión de los mandatarios de México, Estados Unidos y Canadá para celebrar la novena cumbre de líderes de América del Norte.
Un tercer suceso ocurrió en el seno del Consejo Nacional de Morena en donde se midieron, en este órgano deliberativo y de decisiones, por lo que respecta a Oaxaca, varios personajes aspirantes. El resultado no pudo ser más oportuno:
En la primera criba de este proceso, que estará maduro antes que concluya el año, si no es que se adelantan los tiempos, resultó con mejor puntuación Susana Harp Iturribarría, una mujer que si bien no tiene una carrera partidista, porque toda su vida se ha dedicado a promover la cultura de las comunidades, luchando por destacar en el canto, a partir de que fue electa senadora ha incrementado su activismo a favor de iniciativas legales por la defensa del patrimonio material e inmaterial de las localidades y grupos indígenas. Así que la primera y sorpresiva medición, ella la gana.
Lo relevante de los 99 votos que alcanzó en la votación interna de Morena, contra los 78 de Salomón Jara, donde confluyen diversas fuerzas nacionales que se mueven al interior del partido, es que sus malquerientes aseguraban que carecía de simpatías entre el morenismo. Sin embargo, resulta ser la que más apoyos reúne, no solo en Oaxaca sino a nivel nacional, porque fue la mejor votada de los otros precandidatos del país.
Así lo están valorando observadores acuciosos de dicho proceso, que algo saben de un movimiento que, en tan solo siete años, está cubriendo a pasos agigantados el espectro político nacional.
En el consejo nacional se expresan las fuerzas políticas territoriales – me dice un “viejo lobo de mar” en estos andares- por lo que quien cuenta en dicho partido con los mejores apoyos, es aquella persona que concentra mayores lealtades al guía moral del morenismo y a los principios rectores de esta opción política.
Observar la política, al seno de Morena, a través de modos y comportamientos del pasado, puede producir amargas sorpresas. En Morena existe una lucha por la afirmación de valores -no robar y no mentir- pero más que nada por desterrar prácticas nocivas.
Los escépticos dirán que es imposible desbancar a quien, de varios años a la fecha, ha sumado lealtades a lo ancho y largo de la entidad oaxaqueña, ya sea entre alcaldes, líderes locales, grupos o grupúsculos de interés partidista.
No obstante, tal como la luna va luchando contra la imperiosa fuerza del sol, abrasador y poderoso, se va imponiendo el anhelo de aquellas y aquellos que ya no creen en la perpetuación de viejos cacicazgos al estilo PRI o PRD.
Ni tampoco que, en este juego de vencidas, donde malamente se echa mano de “guerra sucia” y se muerde la mano de recientes aliados, se salgan con la suya quienes no representan un liderazgo limpio; aquellos que ven la política como el espacio para expoliar a sus semejantes, sacando provecho en obras públicas, posiciones políticas, “aviadurías”, puestos administrativos, representaciones populares y en órganos del propio Estado, tal como durante décadas lo han acostumbrado notables activos políticos.
La cuarteta que se medirá en encuestas, donde se someterá el género y el nombre del o la candidata, cuyo proceso está en control del mando partidista, estará integrada por: Susana Harp, Salomón Jara, Armando Contreras e Irma Juan Carlos, quienes suman los mejores números. Debido a la política de alianzas, jugarían también los nombres de Benjamín Robles y Raúl Bolaños.
A estas horas aquí, pues la política da sorpresas, va acomodándose a paso lento, pero seguro, sin estridencias, acarreos, ni cargadas y, mucho menos sin recursos de dudosa procedencia, la figura de una mujer, que por primera vez este partido podría postular con amplias posibilidades para gobernar. Parece acercarse, como hipótesis tempranera, la hora de Susana Harp y de las mujeres. A lo mejor Oaxaca desea luz de luna para su noche triste.
@ernestoreyes14