-La senadora Harp va en la recta final por la candidatura del gobierno de Oaxaca. No tiene Plan B pero tampoco se come las uñas en la espera
EL HERALDO / Martha Anaya
Susana Harp Iturribarría va en caballo de Hacienda. No sólo su partido, Morena, arrasa frente al PRI para la elección por la gubernatura en Oaxaca (40.43 vs 24.06, según Opinión Pública, Marketing e Imagen en El Heraldo), sino que ella misma asoma como la gran favorita en múltiples encuestas.
Cierto que a veces eso no es suficiente para alcanzar la candidatura (ni la gubernatura). Lo sabe la propia aspirante. Va en la recta final jugándola frente al también senador Salomón Jara y ella misma reconoce: “La elección es ahorita” (esperan “humo blanco” antes del próximo viernes).
La aseveración de Susana —por más extendida que está la versión de que el gobernador priista Alejandro Murat ya entregó la plaza— tiene otras razones:
“Al presidente lo aman, lo aman porque se volteó a verlos… López Obrador es muy amable con Oaxaca. Ha ido 27 veces a mi tierra, antes de la pandemia iba una vez al mes; tomó el sistema del tequio y ha hecho 300 caminos rurales divinos para conectar las cabeceras municipales; y ha regalado instrumentos de música (de los que recupera el Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado) a las bandas de Oaxaca…
“La música es nuestra obsesión”, refiere, y narra los pleitos y hasta cierres de carretera cuando no logra algún pueblo participar en la Guelaguetza.
Ella misma es cantante. Y desde su música, a la que incursionó en 1996 con canciones oaxaqueñas en zapoteco, náhuatl, mixe y en español, Susana Harp ha abierto paso a distintos proyectos culturales que hoy incluso ha logrado convertir en leyes.
En charla con directivos y colaboradores de El Heraldo Media Group, la hoy aspirante por Morena al gobierno de Oaxaca plática de la vida en su tierra, sus costumbres, sus textiles, su comida y, por supuesto, de política.
¿Cómo fue que decidió lanzarse por la gubernatura?
Primero, cuenta, porque al verse arriba en las encuestas le dio confianza. Y segundo, porque al haber fungido como enlace Covid (de lo cual se enteró en una Mañanera y de que además tenía que solicitar licencia) tuvo que trabajar a fondo con el gobierno federal, coordinarse con el Ejército y con el Ejecutivo estatal y todo ello le permitió sentirse “encanchada”.
Psicóloga por la Universidad Regional del Sureste, hija del empresario libanés Antonio Harp Helú, la senadora marca también su línea: “Yo soy yo. Soy Harp de sangre y lo tengo muy claro. Hay gente que se enreda con la cuenta bancaria…Yo estoy jugando derecho”.
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