El 11 de diciembre de 1987, Oaxaca de Juárez y Monte Albán fueron nombradas como ciudades Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Los elementos históricos que influyeron en dicho nombramiento fueron la historia de Monte Albán, la arquitectura propiciada por las órdenes religiosas y la riqueza generada por la explotación de la grana cochinilla.
Oaxaca de Juárez, Oaxaca, 2 de mayo de 2017.- El 11 de diciembre de 2017 se cumplirá el trigésimo aniversario de la declaración del Centro Histórico de la capital oaxaqueña y el sitio arqueológico de Monte Albán como Patrimonio Cultural de la Humanidad, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Actualmente en el país existen 27 sitios registrados como Ciudades y Monumentos Patrimonio Cultural, en cuya lista también destacan las cuevas prehistóricas de Yagul y Mitla en los Valles Centrales, nombradas en el año 2010.
De acuerdo con el historiador Salvador Sigüenza Orozco, algunos de los elementos históricos que influyeron en dicho nombramiento fueron la historia y el peso de Monte Albán, la arquitectura propiciada por las órdenes religiosas y la riqueza generada por la explotación de la grana cochinilla, que durante la época Colonial permitió la construcción de varios de los monumentos que se encuentran en el Centro Histórico.
En cuanto al aspecto “monumental” de algunos espacios de la ciudad se debe a la presencia de las órdenes religiosas, sobre todo la dominica, cuyo legado material es evidente en los conventos dispersos en el territorio estatal, construidos con la mano de obra indígena a lo largo de décadas.
Entre los más grandes espacios erigidos en la ciudad de Oaxaca se encuentran Santo Domingo de Guzmán, el Carmen Alto, La Soledad, San José y Los Siete Príncipes, solo por mencionar algunos espacios religiosos.
Información recopilada en el texto “Oaxaca: 25 años de Patrimonio Cultural de la Humanidad”, Salvador Sigüenza destaca que Monte Albán fungió como un centro religioso y cultural, en donde predominó la relación que se tuvo con Teotihuacán, que en su máximo esplendor alcanzó una población de 40 mil habitantes, con una influencia en regiones como la Cañada, Sierra Juárez y la Costa del Pacífico.
Sin embargo, el hecho que marcó un antes y después de esta zona arqueológica fue en enero de 1932 con el descubrimiento de los tesoros de la tumba 7, lo que hizo que Monte Albán retomara importancia en todo el país y el mundo, pues fue uno de los puntos que le valieron el nombramiento de Patrimonio Cultural de la Humanidad.
En tanto, los españoles exportaron la grana de cochinilla y durante mucho tiempo fue usado para teñir la ropa de la nobleza y el clero europeo, la cual fue catalogada como la plata, producto que generó más riqueza en el Virreinato de la Nueva España; su obtención produjo mucha fortuna en Oaxaca, sobre todo en el siglo XVIII, cuando se exportaron cientos de toneladas a Europa.
Los principales acaparadores del “animalito” estaban en la ciudad de Oaxaca, incluso existió una calle donde vivían los intermediarios de los grandes comerciantes españoles; esa calle se llamaba “La de la cochinilla”, y actualmente hay una placa con dicho nombre en la esquina de las calles 20 de Noviembre e Hidalgo.
El historiador califica a la ciudad -además de sus monumentos- como un espacio vivo y una esfera humana en la que todo se mueve en la misma dirección, con el reto de armonizar las necesidades de una ciudad inserta en el siglo XXI con el legado histórico.