La Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que la adicción a los videojuegos es un trastorno mental. Lo anterior lo publicó en la undécima edición de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Relacionados (ICD-11, por sus siglas en inglés) que entró en vigor el pasado 1 de enero.
La adicción a los juegos de video apareció en el subtítulo de la ICD-11 “Trastornos debido al uso de sustancias o conductas adictivas”, del sexto apartado, “Trastornos mentales, del comportamiento o del desarrollo neurológico”, y se describió en dos modalidades, a través de los rubros “6C50.0 Trastorno del juego, predominantemente fuera de línea” y “6C50.1 Trastorno del juego, predominantemente en línea”.
Tanto el juego sin internet y el juego en línea se caracterizaron en la clasificación por un patrón de comportamiento persistente o recurrente en el que se presentan las siguientes tres características:
Control deficiente sobre el juego: La persona no tiene establecidos horarios al frente de la pantalla.
Prioridad en el juego: El sujeto le da más importancia al videojuego sobre otros intereses de la vida y actividades diarias.
Persistencia en el juego a pesar de consecuencias negativas: La persona presenta un patrón de comportamiento que resulta en angustia o en un impedimento para atender las áreas de funcionamiento personal, familiar, social, educativo, ocupacional y más.
“El patrón de conducta de juego puede ser continuo o episódico y recurrente. El comportamiento de juego y otras características normalmente son evidentes durante un período de al menos 12 meses para que se asigne un diagnóstico, aunque la duración requerida puede acortarse si se cumplen todos los requisitos de diagnóstico y los síntomas son graves”.
ICD-11
La revisión de la ICD-11 entró en vigor el 1 de enero de 2022, sin embargo, ya había sido publicada desde 2018, y en mayo de 2019 se aprobó.