José Manuel Albares Bueno, ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación del Reino de España, visitó México y llamó a mirar hacia el futuro para impulsar la relación que existe entre ambos países al reiterar su rechazo a las acusaciones del presidente Andrés Manuel López Obrador contra empresas españolas, que presuntamente se beneficiaron económicamente en sexenios anteriores.
En entrevista para MILENIO, el canciller español dijo que no entiende lo que el presidente López Obrador quiere decir cuando propone una “pausa” en las relaciones, pues no ve a nadie con interés o deseos de pausar lo que considera que es una buena relación.
Respecto a las empresas españolas, aseguró que no han hecho más que trabajar por el bienestar y el crecimiento de México, por lo que su reputación no debería quedar bajo sospecha debido a que han trabajado bajo el marco legal establecido en el país, el cual espera que, en caso de modificarse, no sea retroactivo ni contrario a los tratados comerciales vigentes, pues eso provocaría preocupaciones.
¿Con qué espera regresar a España después de su visita a México?
Reforzar, relanzar aún más nuestra relación. En estos momentos tan complicados en todo el planeta, donde estamos intentando erradicar la pandemia de covid-19, donde la agresión ilegal, injusta e injustificada de Rusia a Ucrania, nos hace entrar en una nueva era de consecuencias que no somos capaces de vislumbrar todavía, pero que van a afectar la estructura política y económica.
Dos países que tienen tanto en común, como España y México, que estamos en la base de la comunidad iberoamericana, que compartimos un idioma en común, que compartimos una misma visión del mundo, de multilateralismo, de deseo de paz, de justicia social, de democracia, tenemos que concertarnos.
¿España ha logrado entender lo que hace un mes y, este miércoles, planteó el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre establecer una “pausa”, un momento de reflexión, como una nueva etapa en las relaciones?
Yo, sinceramente, no sé muy bien qué quiere decir el presidente López Obrador con la “pausa”. He oído sus declaraciones de esta mañana, que no comprendo tampoco. Rechazo esas acusaciones que se ponen de manera velada a empresas españolas, que lo que están haciendo, desde hace muchos años, es trabajar por el bienestar y el crecimiento de México y que, además, (las acusaciones) no van acompañadas por ninguna prueba.
Lo que yo percibo es que hay 7 mil empresas españolas en México que dan trabajo de manera directa a casi 300 mil mexicanos e indirecta a un millón; que hay 500 empresas mexicanas en España y son bienvenidas, todas las empresas mexicanas a España y dan trabajo a 20 mil españoles; que hay casi 200 mil españoles en México y también hay más de 30 mil mexicanos en España, que son bienvenidos y viven en perfecta armonía con nosotros; que cada vez miles de estudiantes cruzan el Atlántico para ir a universidades de uno y otro lado; que las relaciones familiares (que es algo histórico entre nuestros dos países) no hacen sino crecer, porque estamos hablando de relaciones de familia, de familias en plural y de familia en esta relación entre España y México; que queremos impulsar en común nuestro idioma, y uno de cada cinco hispanohablantes es mexicano.
Todo eso unido a que España es el gran abogado, el gran portavoz de México en la Unión Europea para conseguir un acuerdo global, que sea mutuamente beneficioso. Eso no se puede pausar, pero porque nuestros ciudadanos no lo quieren; no lo quieren los mexicanos, no lo quieren los españoles. Y yo, desde luego, lo que quiero es acompañar ese movimiento, que año con año, cojamos el sector que cojamos, el empresarial, el cultural, el educativo, las acciones conjuntas que hacemos en los organismos mundiales donde estamos juntos en todos los foros, en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el G20, en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en la Organización Mundial del Comercio (OMC), no hace más que crecer.
¿Cuánto implica la inversión de empresas españolas en México?
España es el segundo inversionista en México después de Estados Unidos, un país infinitamente más grande que el nuestro y que está a lado. España no se siente extranjera en México, como ningún mexicano puede sentirse extranjero en España. Apostamos por el país.
Las empresas españolas han estado en los buenos y los malos momentos y en esta situación de tanta incertidumbre económica mundial por el covid-19, por los cambios profundos que va a introducir la guerra ilegal de Vladímir Putin en la economía mundial, yo le garantizo que las empresas españolas van a seguir comprometidas con México y con su bienestar.
Sobre las acusaciones del Presidente de México contra empresas españolas, ¿el gobierno de España llamaría a que se presenten pruebas, se denuncie y haya una investigación?
El llamado del gobierno de España es: “miremos al futuro, acompañemos lo que ya están haciendo nuestras sociedades”. Oigo al presidente López Obrador hablar del pasado, de relaciones pasadas de las empresas. Yo entiendo que el pasado: uno, no se puede cambiar; dos, esas empresas vinieron bajo el marco legal que existía en México en ese momento. No creo que incumplieran las normas para estar aquí, no hubiera podido ser.
Vinieron invitadas por los gobiernos que en ese momento existían en México y parece que queda como un velo de sospecha sobre esas empresas que nunca se llega a explicitar y, en ocasiones, se puede dañar más la honorabilidad y la reputación dejando una sospecha que diciendo claramente cuál fue el problema.
Lo que nosotros queremos es trabajar con México, avanzar hacia el futuro. Y lo que estoy encontrando en mi visita es exactamente ese espíritu, no veo a nadie con ganas, con interés, con deseo de pausar. Mi propia visita ha sido bienvenida por el presidente Andrés Manuel López Obrador, que yo se lo agradezco, parece que ese es un gesto de buena fe, demuestra que estamos queriendo caminar juntos.
¿El nuevo embajador de México en España, Quirino Ordaz, ayudará a recomponer la relación?
Desde luego el embajador mexicano es bienvenido, pero yo no creo que haya mucho que recomponer. La relación ya está ahí y es buena. Es una relación que va sola, por la propia fuerza de dos países hermanos.
Los encuentros con mi amigo Marcelo Ebrard, con la jefa de gobierno de la Ciudad de México, con el Senado, demuestran también la calidez que percibo de México y sus instituciones y espero que perciban la calidez que quiero transmitir y que el gobierno de España quiere transmitir. Todo eso que demuestra que esa fraternidad continúa. Por lo tanto más que recomponer relaciones, yo hablaría de relanzarlas más.
¿Preocupan las modificaciones al marco legal con el que las empresas españolas decidieron invertir en México y ahora se proponen cambios, como en el sector eléctrico?
Los cambios no preocupan. Todo país soberano tiene derecho a introducir su legislación como considere y a ir haciéndola evolucionar. Lo que puede preocupar es si se decide tomar acciones retroactivas o que choquen con tratados ya firmados de México, por ejemplo, con la Unión Europea. Nosotros no concebimos que de repente pueda haber un cambio retroactivo, de las condiciones con las que se ha venido trabajando o que se pueda ir contra el marco acordado en el seno de la Unión Europea, pero estoy seguro de que un gran país, como es México, ni se plantea esas cosas.
¿Qué hace falta para que esta relación siga generando inversión, conectividad e interacción entre las dos naciones?
En mi vista firmo seis acuerdos para seguir avanzando. Desde el establecimiento de una nueva subcomisión nacional de temas políticos para poder estar perfectamente alineados en muchos temas, el impulso de una política exterior feminista, hasta distintos temas de cooperación. Podemos trabajar conjuntamente en Centroamérica y dar un impulso.
De lo que se trata es de que México y España puedan impulsar la comunidad iberoamericana de naciones, que puedan enfrentar juntos los desafíos mundiales a los que nos vamos a encontrar.
Desde un punto de vista económico, buscamos que nuestras empresas tengan garantizado un marco de seguridad, de previsibilidad en el cual poder operar, que nadie esté inquieto en uno u otro país por lo que le pueda ocurrir, eso no es normal entre dos países hermanos.
Sobre lo que está ocurriendo en Ucrania, ¿le preocupa que la guerra se extienda?
Sí, es una situación muy preocupante. Esta es la guerra de un solo hombre, que es Vladímir Putin, quien, de manera irracional, ha decidido lanzar una guerra total a un estado vecino, pacífico, como es Ucrania, que no representaba ninguna amenaza, ni estaba tomando ninguna actitud amenazante para Rusia.
La guerra no conviene extenderse y creo que los mexicanos son conscientes de eso. Es una guerra unilateral, ilegal, injusta e injustificada, desgraciadamente, esto ya viene de lejos. Vladímir Putin ataca Osetia del Sur, se anexiona Crimea, ahora toda Ucrania; todo eso hace pensar que esa espiral puede continuar y mañana puede ser otro país.
Oímos hablar al ministro de exteriores ruso de cosas tan irracionales como el uso de armamento nuclear, cosas que estaban desterradas de las mentes de los europeos y de todo el mundo desde hace décadas y que nunca deberían volver.
Por supuesto es una situación muy preocupante, pero que a nadie le quepa duda de que se están presentando dos modelos: uno nacionalista autoritario muy antiguo, frente al que aspira la Unión Europea de democracia, de paz, como base de la prosperidad, de respeto e igualdad de todos los estados, y cuando hay diferencias resolverlas por medios pacíficos. Ese modelo va a triunfar.
Lo que estamos haciendo es desconectar, a través de sanciones económicas masivas, a Vladímir Putin de la economía del siglo XXI, de la economía global, para que no pueda financiar su guerra, para que termine lo antes posible y los soldados rusos vuelvan a las fronteras de la Federación Rusa, de las que nunca debieron salir.
Quiero agradecer mucho a México el voto que dio conjuntamente con la mayoría de los estados soberanos en la Asamblea General de la ONU para condenar esta agresión.
¿Desde México nos debe preocupar lo que está pasando allá?
Por supuesto. Si la guerra se extiende, tendrá un alcance que afectará a todo el mundo, pero incluso si conseguimos que la paz vuelva, Rusia ha roto tantas cosas, que no volveremos al tiempo anterior. Tendrá consecuencias.
Fuente: Milenio