Brasil registró sus primeros dos casos de la nueva variante de coronavirus conocida como ‘deltacron’, resultado de una fusión entre Delta y ómicron, informó el ministro de Salud de ese país, Marcelo Queiroga.
Queiroga dijo a periodistas que ambos casos han sido registrados en el norte del país, en los estados amazónicos de Pará y Amapá, que limitan con Surinam y la Guayana Francesa.
El ministro vinculó indirectamente esa condición fronteriza a los contagios y, aunque no precisó que se trata de “casos importados”, sí señaló que la variante, ya bautizada en medios científicos como deltacrón, “está más presente en Francia y otros países de Europa”.
Según Queiroga, “es una variante de importancia, que requiere una vigilancia”, pero no debe generar intranquilidad ni temores, ya que “las autoridades sanitarias estarán alertas” y adoptarán las medidas necesarias en caso de que la situación se agrave.
Asimismo, subrayó que la aparición de esos dos casos no sugiere aún que se deban alterar los protocolos en vigor, que ya han acabado en casi todo el país con las severas restricciones que se impusieron durante los últimos dos años en muchas ciudades y estados.
Según el ministro, la aparición de una nueva mutación debe llevar a un mayor reconocimiento de la importancia de la vacunación y a que los ciudadanos completen la pauta de inmunización.
De acuerdo con los datos oficiales, hasta ahora el 84 por ciento de los 213 millones de brasileños cuenta con al menos una dosis, en tanto que el 74 por ciento ya se ha aplicado las dos necesarias.
Brasil es uno de los países más afectados por la pandemia en el mundo y, hasta este lunes, acumulaba 655 mil 249 decesos y 29.3 millones de casos, con 171 muertes y 11 mil 287 contagios en la última jornada.
En las últimas semanas, tras una fuerte caída de la incidencia, la mayoría de las ciudades del país ha relajado casi por completo las restricciones y eliminado el uso obligatorio de máscaras al aire libre, una medida que en Río de Janeiro se ha extendido incluso a los espacios cerrados.
Fuente: Milenio