Este Viernes Santo, el Papa Francisco presidió la celebración de la Pasión del Señor en la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
En la celebración participaron alrededor de 3 mil 500 personas entre fieles, cardenales, obispos, sacerdotes, todos debidamente distanciados y con mascarilla, las medidas de bioseguridad para evitar la propagación del coronavirus.
En la Basílica desprovista de ornamentos e iluminada tenuemente, en consonancia con la sobriedad de la ceremonia en la que no se celebró la Eucaristía, el Santo Padre rezó brevemente en silencio y de pie.
Lo hizo con la habitual vestimenta de púrpura de Viernes Santo, en recuerdo de la sangre de Cristo derramada en la Cruz.
Una vez terminada esta solemne liturgia en el templo vaticano, el papa se dirigió al Coliseo Romano para presidir el tradicional Vía Crucis de Viernes Santo ante miles de fieles, tras dos años en los que este acto fue suspendido por la pandemia y reemplazado por una procesión reducida en una plaza de San Pedro desierta.