El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, comúnmente llamado DIF, tiene un programa dirigido a niñas, niños y adolescentes. En estos centros se brinda protección integral, se les otorga atención médica, jurídica, psicológica, actividades recreativas y culturales, con el fin de forjarles un mejor porvenir.
Sabedores de este apoyo, la policía municipal de Huajuapan, remitió a las instalaciones del DIF, a un par de niños que los encontró solos por el rumbo de Santa María, a altas horas de la noche.
Los niños dijeron que habían salido a buscar a sus mamás, ya que tenían miedo de estar solos en la casa. Mientras aparecían las mamás de ambos niños, éstos se quedaron en el edificio del DIF bajo resguardo.
Al día siguiente, el martes de la semana pasada, se presentó la primera mamá para reclamar a su hijo. Le dijeron que no se lo podían entregar hasta que llevara a otra persona y las dos firmaran una responsiva por el niño. Más tarde llegó con su mamá, la abuelita del niño, y firmaron un documento donde se comprometía la señora a ya no tardarse tanto cuando fuera a comprar los tacos.
La otra mamá llegó más tarde por su hijo, pero en estado inconveniente. Y como las reglas son las reglas, le dijeron que no le podían entregar a su menor hasta que llevara a otra persona. Esta mamá no entendió nada de lo que le dijeron, e hizo un alboroto en las oficinas y se fue.
Un rato después regresó, pero acompañada de un líder del Fenic (Frente Nacional Indígena y Campesinos), quienes llegaron a hacer otro alboroto a esas oficinas por la entrega del niño. Los dos transpiraban arrogancia y prepotencia.
La dizque superioridad de ambos trató de intimidar al personal del DIF, pero los servidores públicos trataron de cumplir con los principios de legalidad, transparencia, lealtad y eficiencia, como lo exige el cuidado de los niños.
El comportamiento de esta pareja se debía a que llevaban el respaldo del secretario técnico del ayuntamiento municipal, Salvador Hernández Zuñiga, mejor conocido como el presidentito.
Para certificar si iban a nombre de Salvador Hernández, quien todo mundo dice que tiene más poder que él mismo presidente municipal, le llamaron por teléfono, y éste respondió: “ya, liberen a ese niño y déjense de cosas”. La orden la estoy dando yo. Es más, agregó, ya le “ordené” a Italivi (Italivi Salazar Méndez, es la directora del DIF municipal), para que lo libere. “No sé por qué ustedes ponen tantos obstáculos por un niño, en lugar de que ayuden”, y colgó.
Así que después de esta llamada, marcaron al teléfono de Italivi para certificar si ya había recibido la “orden” por parte del jefe, para que liberaran al niño.
La licenciada Italivi, en ese momento, en horario de trabajo, estaba con matraca en mano echándole porras al candidato del PRI, Alejandro Avilés, en la plaza de la libertad de expresión.
Después de consentir para la entrega del niño, ésta se negó a firmar el acta levantada donde especifica quiénes y en qué condiciones se llevaron al niño.
Si al niño le hubiera pasado algo a las puertas del DIF, ¿en quién hubiera recaído la responsabilidad?, ¿Para la directora del DIF o para el secretario técnico? Desde luego que la responsabilidad hubiera sido para los que en ese momento se encontraban en la oficina del DIF, porque a los jefes nadie los hubiera tocado.
Con este hecho nos podemos dar cuenta del valor que el ayuntamiento municipal de Huajuapan, el que encabeza Luis de León Martínez, les da a los niños.
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