De cada 20 menores en edad preescolar y escolar en escuelas de Oaxaca, al menos 9 podrían presentar trastornos del neurodesarrollo y rezago educativo lo que pone en alerta a los padres de familia a fin de buscar ayuda profesional para el seguimiento de sus hijos.
La pedagoga y maestra en educación especial, Nazaria Martínez Cruz, expuso que a partir de la pandemia que provocó un encierro obligatorio de las familias y el cierre de escuelas en todos los niveles, se detonaron con mayor evidencia, trastornos como el déficit de atención, el de aprendizaje y de la estructura del lenguaje, entre otros.
La también presidenta de la fundación RVA, en nuestras manos, describió que antes de la crisis sanitaria por el covid-19, en escuelas de educación preescolar y primarias se detectaban apenas 2 o 3 casos de estos trastornos, pero ahora su incremento puede considerarse un “foco rojo”.
Dijo que la falta de contacto con su entorno y convivencia entre niñas y niños afectaron su integración y desarrollo social, sobre todo en edades que van de uno hasta los seis años.
Explicó que incluso el uso de cubrebocas impidió que los menores observaran la gesticulación de las palabras, en una edad de desarrollo en la que se aprende por imitación, además de la falta de respiración natural, factor que también interviene en la articulación de las palabras, de la fonética, de la emisión de sonidos.
La especialista, señaló que el desarrollo psicomotor también se estropeó, en edades que van de uno a 3 años, por ejemplo no pueden brincar con uno o los dos pies, tampoco pueden subir y baja escaleras, se les dificulta patear la pelota, recortar, usar con una mano las tijeras y con la otra tomar el papel, rasgar y bolear papel, ejercicios que se supone se enseñan en la escuela.
En cuanto al proceso educativo, detalló que se han detectado rezagos, en la lecto-escritura de tal forma que menores de segundo año de primaria aun no saben leer ni escribir.
También hemos detectado mayor déficit de atención, se distraen, se les pregunta y se olvidan lo que estaban haciendo, puntualizó.
Dijo que la fundación que dirige tiene el propósito de apoyar a los padres de familia en la detección de esta problemática, “en nuestro caso hacemos una evaluación de cada menor, y damos seguimiento a fin de complementar lo que aprenden en la educación tradicional”.
En esta organización -agregó la pedagoga- realizamos constantes talleres para las diferentes etapas de edad y los distintos trastornos, “por ejemplo hay para la estimulación temprana, el pre-kinder, que es un entrenamiento que busca mejorar las habilidades motoras, su preparación emocional y autonomía, antes de llegar al preescolar”.
Además de terapia del lenguaje y arte terapia, “esta última en la que pueden expresar emociones a través de la música, escultura, pintura, actividades sensoriales, les ayuda a socializar y enfrentar con mas herramientas problemas como el bullying”.
Reconoció que en la actualidad ya no es suficiente que la niñez reciba solamente la educación tradicional, después de la pandemia se ha hecho necesario que se complemente la escuela tradicional y se busquen alternativas para entender las emociones.
Por ello, recomendó a los padres de familia, en la medida de sus posibilidades, a buscar la orientación de profesionales que les permitan apoyar a sus hijos y brindarles así las herramientas para complementar su educación y alcancen su pleno desarrollo integral.