Sin decreto de por medio, el nuevo gobierno declaró de facto día de asueto en la capital oaxaqueña, con cierre de calles que no solo desquiciaron la vialidad sino que obligaron a la ciudadanía a sentirse forzosamente parte de la fiesta, por la llegada del Gobernador Salomón Jara y su primavera oaxaqueña.
Desde las 8:00 de la mañana, el Centro Histórico lucía vació de automóviles, por lo menos 4 calles a la redonda, del Palacio de Gobierno, los comercios abiertos pero sin clientela, ante la espera del último evento público programado en la agenda del mandatario estatal.
Desde tempranito, se le vio al secretario de gobierno, Jesus Romero López salir a dialogar con quienes se manifestaban afuera del palacio de gobierno, pero no era el magisterio oaxaqueño, limpio se veía sin puestos ni protestas, aun así, subía, entraba, bajaba, se le veía en los pasillos, de un lado a otro.
La instrucción para los medios de comunicación fue la de ingresar a las 10 de la mañana y aguardar hasta las 13:00 horas, al arribó del gobernador.
Los “ganones” del día, fueron las tiendas que venden guayaberas blancas, seguramente se agotaron al tener que surtir al gabinete ampliado esta prenda, al menos a los más cercanos colaboradores y familiares les pidieron rigurosa etiqueta de gala: pantalón obscuro y camisa blanca, al estilo vela istmeña, solo faltó el -sombrero- charro 24.
El tiempo transcurría y para las 12 del día, había pocos representantes de los medios de comunicación, tal vez por eso, se comentó en los templetes instalados como “corralitos”, que iban llegando más porque los habían mandado traer, luego de haber estado en el Congreso estatal o en el Cerro del Fortín.
Llegaron las aguas frescas y los dulces tradicionales, que si los menguanitos, las cocadas o los merengues, repartición que se han vuelto una costumbre muy democrática, pues lo mismo convidaron a los invitados especiales que a los y las reporteras en el lugar.
La música ambiental se mezcló con gritos de consignas, había llegado la sección 22 al Zócalo, y con ellos, llegaron integrantes del gabinete y ciudadanos prominentes: Raúl Ruíz de economía, el delegado de Banobras, Jesús Rodríguez Socorro. Por allá no sabían cómo atender al empresario Salvador Flores Concha, dueño de chocolates Mayordomo, y es que al llegar acompañado de su hermano pues ya no les alcanzaron las sillas, tuvieron que esperar varios minutos, y pidieron a los de “casa” recorrerse y dejarle dos lugares.
Ya había pasado media hora después de la indicada, cuando sólo se vio cruzar como de rayo al secretario de Gobierno, para recibir a la comitiva: el Gobernador Salomón Jara acompañado de la jefa de gobierno capitalino y una de las corcholatas preferidas, Claudia Sheinbaum.
Las y los edecanes salieron disparados pues habían preparado el pasillo de honor por la entrada de palacio a un costado, por la calle de Bustamante, ante el rumor de que afuera se había generado un conato de bronca entre profesores de la 22 y seguidores de Morena, pero los planes cambiaron y finalmente entraron por la puerta central.
Ya con tres horas y media transcurridas, el Jefe del Ejecutivo pidió a los integrantes de su gabinete subir al presídium, para tomarles de nuevo la protesta, solo Víctor Cata fue nombrado nuevo titular en la Secretaría de las Culturas y Artes.
El caótico momento se desató luego de que el gobernador pidió a sus subalternos tomar protesta y al público asistente ponerse de pie. Al instante no solo se pusieron de pie sino que con manos levantadas tomaron fotos y hasta video, lo que motivó rechiflas de los medios de comunicación ya que impedían realizar su trabajo en la toma de videos y fotografías del momento.
Molesto el gobernador aclaró con micrófono en mano: “Así está bien… porque es un acto solemne”.
La lapidaria frase, concluyó con las cuatro horas de espera, porque sin decir más el gabinete se encaminó a las escalinatas centrales del patio central y dio por terminado el tercer evento oficial del nuevo gobernador con una foto oficial que provocó un desorden total.
Mientras salían paulatinamente invitados, familiares, funcionarios y periodistas, sin saberlo, solo se veían contingentes de maestros al salir del edificio oficial.
Se escuchaban rechiflas, había salido el mandatario estatal al balcón, pero las y los maestros le gritaron y chiflaron, la primavera oaxaqueña llegó a Oaxaca, pero hasta la naturaleza se rebeló, hacía viento y frío, contrastaba con el slogan morenista.