Para los integrantes de la Compañía de Jesús, la presunta muerte de José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”, no significa un triunfo de la justicia en el caso del asesinato de dos de sus integrantes, además del guía de turistas Pedro Palma, ocurrido el pasado 20 de junio en la localidad de Cerocahui, Chihuahua.
“Desde ahora señalamos que, si se verifica que se trata de la persona implicada en el homicidio de los padres jesuitas, su aparición sin vida de ninguna manera puede considerarse como un triunfo de la justicia ni como una solución al problema estructural de violencia en la sierra Tarahumara.
“Por el contrario, la ausencia de un proceso legal conforme a derecho con relación a los homicidios implicaría un fracaso del Estado mexicano frente a sus deberes básicos y confirmaría que en la región las autoridades no detentan el control territorial”, argumentó la Compañía de Jesús en un comunicado de prensa.
La congregación religiosa lamentó la muerte de la persona localizada el pasado fin de semana en los límites de Sonora y Sinaloa, al tiempo que pidió discreción ante la difusión de las imágenes.
“Desde nuestra perspectiva de fe, lamentamos el fallecimiento de la persona cuyo cuerpo fue encontrado por las autoridades de Sinaloa, como lamentamos todas y cada una de las vidas segadas por la violencia que impera en el país. Rechazamos la difusión de imágenes sobre el hallazgo”, destacaron.
En los hechos ocurridos el año pasado, los religiosos Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, además del guía de turistas Pedro Palma Gutiérrez, habrían sido ultimados por Portillo Gil, considerado uno de los principales responsables de la violencia en la región de la Sierra Tarahumara.
“Los jesuitas nunca hemos callado ni callaremos ante la violencia y la deshumanización. Seguiremos en la Tarahumara y en otras regiones de México, trabajando para que haya paz, justicia, derechos humanos y reconstrucción del tejido social”, concluyó la representación católica.