*Víctima pidió castigo a los responsables y evitar que sea acto de simulación
A nombre del Gobierno de México, el subsecretario de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas pidió una disculpa Pública al Defensor Damián Gallardo Martínez, de origen oaxaqueño, en un Acto de Reconocimiento de la Responsabilidad Internacional del Estado Mexicano.
Reconoció que agentes públicos incumplieron sus obligaciones y provocaron que Adrián Gallardo y su familia fueran objeto de violaciones graves a sus derechos humanos por lo que ofreció una “disculpa honesta, sincera y con convicción por las afectaciones e impactos que esas acciones del Estado Mexicano tuvieron en su vida en su familia y en su comunidad”.
“Ofrezco una disculpa pública por los agravios, maltratos crueles y degradantes de los que fue objeto por la falta de acceso a la justicia y por el daño causado a su familia y a su comunidad, el Estado Mexicano siguiendo instrucciones del Ejecutivo Federal, del Presidente Andrés Manuel López Obrador de cumplir con su compromiso de transformación, ante hechos como el que vivió el profesor indígena y que reconoce que este acto no se atendió de manera legal y diligente”.
Sostuvo que esta es una señal clara de que estos hechos no deben volverse a repetir en Oaxaca ni tampoco en todo el país, “por eso se estableció un acercamiento con el profesor Gallardo, con sus representantes del Consorcio Oaxaca, el Consorcio para el diálogo parlamentario, con quienes hemos venido construyendo un proceso de reparación integral con un enfoque transformador que el caso amerita”.
El reconocimiento a la lucha de Gallardo Martínez, contribuye a las acciones de visibilización y redignificación que el gobierno de México realiza a la labor que las personas defensoras de los derechos humanos en el país, “en estrecha colaboración desde el Alto Comisionado de las Naciones Unidas estamos en proceso de construcción de acciones públicas que permitan garantizar que las personas defensoras de derechos humanos, puedan realizar su trabajo con toda seguridad”.
En tanto, el agraviado, aceptó este ofrecimiento de disculpa pública “no como una concesión gratuita sin fruto de las luchas, como un gesto simbólico arrancado a 5 años de la exigencia para una reparación integral del daño”.
“Acepto la disculpa porque en cierta medida mitiga el daño moral ocasionado al inculparme injustamente por un delito que no cometí, pero mientras no se castigue a los responsables y a los perpetradores de la tortura en mi contra, la medida perderá sentido y decantara en una triste decisión de un acto de simulación.
Acepto porque resarce en cierto grado la esperanza de que es posible que otros compañeros en las mismas condiciones que las mías, puedan acceder a que sus nombres sean dignificados ante una sociedad que consumió mentiras cuando nos estigmatizaron y nos vejaron públicamente”.