A 15 meses del cierre del tiradero de la Villa de Zaachila, diversos puntos de la zona metropolitana de la ciudad de Oaxaca continúan siendo utilizados como basureros a cielo abierto.
En la ribera del río Salado, el segundo más importante de los Valles Centrales y uno de los más contaminados de la entidad, se pueden apreciar en la actualidad cientos de kilos de basura que han sido arrojados por la población.
A pesar de ello, ninguna autoridad ha anunciado la implementación de acciones para evitar la proliferación de ese tipo de faltas administrativas y, a la vez, garantizarles a los ciudadanos y ciudadanas un eficiente servicio de recolección de desechos.
Transeúntes y pobladores que habitan en las inmediaciones demandaron la intervención de cuadrillas para limpiar la zona y evitar que siga siendo mal utilizada.
El lunes de esta semana, el titular de la Secretaría de las Infraestructuras, Netzahualcóyotl Salvatierra, reconoció que el proyecto de construcción del Centro Integral de Revalorización de Residuos Sólidos Urbanos (CIRRSU), alternativa luego del cierre del basurero de Zaachila, sufrió un retraso debido a que el lugar autorizado, en San Pedro Totolápam, se encuentra a 80 kilómetros de la capital, por lo que es necesario edificar a mitad del recorrido una estación de transferencia, trabajos que requerirán de al menos seis meses.
Mientras tanto, los habitantes de los 25 municipios que conforman el área conurbada deben buscar alternativas eficientes para procesar su basura.