En noviembre del año pasado, durante su primer informe de gobierno, Salomón Jara, Gobernador Constitucional del estado de Oaxaca, aseguraba que el estado era referente de crecimiento y dinamismo económico. Dando a conocer datos del Indicador de la Actividad Económica Estatal (ITAEE) del INEGI, resaltando los obtenidos durante el segundo trimestre del 2023, donde el estado de Oaxaca había experimentado un significativo crecimiento económico del 13.1%.
Para finales de enero del presente año, Salomón Jara continuaba tomando como referencia este indicador para afirmar que Oaxaca seguiría siendo el estado con mayor crecimiento en todo el país, convirtiéndose en la región más atractiva para la relocalización de empresas. Asegurando que es producto de su enfoque de desarrollo con bienestar social que impulsa su gobierno, así como también que es gracias a la aprobación de la homologación de la Ley de Ingresos de 23 municipios asociados al Corredor Interoceánico para incentivar la inversión y el crecimiento de este polo de desarrollo.
Es importante mencionar que el Indicador de la Actividad Económica Estatal que ha utilizado el gobernador como referencia para el dinamismo económico, es clave para evaluar la coyuntura económica de las entidades federativas, proporcionando un análisis detallado de la evolución macroeconómica de las tres principales actividades económicas: primarias, secundarias y terciarias. Lo que permite conocer y dar seguimiento a la evolución del sector real de la economía en el corto plazo, proporcionando valiosa información sobre las acciones realizadas por las personas, empresas o establecimientos para producir bienes y servicios.
Una vez descrito este concepto, es necesario aceptar que la realidad de la dinámica económica del estado de Oaxaca es distinta a la planteada por parte del gobernador Jara. Cuando tomó posesión, en diciembre del 2022, el Indicador de Actividad Económica Estatal se ubicaba en 12.1%, ya finalizado el primer trimestre de su gobierno el indicador se ubicaba en 8.8%, es decir, registró una disminución del 3.3.%.
Ya para el segundo trimestre del 2023, el indicador fue del tan aclamado 13.1%, pero para el tercer trimestre cae a 7.9% y para el último trimestre del 2023 vuelve a caer hasta posicionarse en 3.7%. En otras palabras, considerando el 12.1% registrado al inicio de la gestión de Salomón Jara, el 3.7% del último trimestre representa una disminución del 8.4%, lo que a su vez muestra que la dinámica económica de Oaxaca ni continuó creciendo ni tampoco es un referente nacional como se plantea en el discurso político del actual gobierno estatal. Para muestra dos aspectos.
Por un lado, el Nearshoring, estrategia comercial que busca acercar los centros de producción entre mercados internacionales, con la finalidad de mejorar los flujos logísticos, los tiempos y el costo de productos y servicios, pero a su vez generar nuevas fuentes de empleo e inversión en la región donde implemente, es una oportunidad para el crecimiento económico y desarrollo para México. Y aunque el nearshoring aún no se ve reflejado en las nuevas inversiones extranjeras que llegan a nuestro país, que durante en el primer trimestre de este año fueron de 20,313 millones de dólares, pero sólo 3% fueron destinadas para nuevas inversiones, las condiciones ya se están dando para ver estos flujos en los próximos dos o tres años en diversas entidades del país.
De acuerdo con información recabada hasta febrero del presente año por Integralia Consultores, existen 231 anuncios de inversión en México que en conjunto suman 61,387.4 millones de dólares, resaltando la inversión de dos gigantes globales, Eaton Powering Business Worldwide y Amazon Web Services. De todo el territorio nacional, las cinco entidades más atractivas y donde se posicionan el mayor número de inversión son Nuevo León, Sonora, Coahuila, San Luis Potosí y Sinaloa.
En el caso de Oaxaca, junto con otras ocho entidades, entre las que se encuentran Guerrero y Chiapas, no cuentan con anuncios de inversión al corto plazo. Asimismo, y de acuerdo con el informe de la inversión extranjera directa en México de la Secretaría de Economía, al cierre del primer trimestre del 2024, Oaxaca es una de las entidades federativas que no cuentan con inversión extranjera directa. Aunque es importante señalar que esta falta de atracción de inversión es característica de todo el sur sureste de México, donde irónicamente el actual gobierno federal ha destinado la mayor cantidad de recursos públicos.
Por otra parte, la competitividad, un factor importante para mejorar los niveles de inversión nacional y extranjera, es la otra desventaja del estado de Oaxaca y que precisamente es una posible explicación de no ser una entidad atractiva en el proceso de la instalación del nearshoring en México.
De acuerdo con los resultados del Índice de Competitividad Estatal 2024, estudio realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) desde hace 18 años con el objetivo de promover políticas públicas que impulsen la atracción, generación y retención de talento e inversión en las entidades, el estado de Oaxaca se posiciona en el lugar 32, con un índice de competitividad muy bajo similar al obtenido en el año 2023.
Este índice se conforma y analiza las siguientes dimensiones: innovación y economía; infraestructura; mercado de trabajo; sociedad y medio ambiente; derecho; y, sistema político y gobiernos. Teniendo sus peores resultados en cinco de estas ocho dimensiones.
En innovación y economía, Oaxaca ocupa el último lugar, es decir, no tiene la capacidad para competir con éxito en la economía nacional, especialmente en sectores de alto valor agregado e intensivos en conocimiento y tecnología. En materia de infraestructura, tiene el lugar 31, solo por arriba de Chiapas, lo cual quiere decir que no cuenta con la fortaleza necesaria en los sectores financiero, de telecomunicaciones y tecnologías de la información, y de transporte para incidir en la inversión y generación de empleo.
En cuanto a mercado de trabajo, Oaxaca se ubica en el lugar 31, con serias debilidades por los altos niveles de informalidad laboral y los bajos salarios de los trabajadores. En la misma posición se ubica en lo relacionado con sociedad y medio ambiente, con serios problemas en rezago educativo y los bajos niveles de acceso a instituciones de salud para personas ocupadas y económicamente activas.
Por último, en la dimensión de sistema político y gobiernos, Oaxaca tiene la posición 24, pero con respecto al año anterior bajó 17 posiciones, esto quiere decir que aspectos como el potencial de estabilidad y funcionalidad de los sistemas políticos locales y estatal, la deuda estatal como porcentaje de sus ingresos totales, la percepción de corrupción estatal y la participación ciudadana, empeoraron en el transcurso de un año.
Estos datos desmienten la retórica política del Salomón Jara sobre el positivismo económico y político del estado de Oaxaca. Teniendo como contexto real que, si bien es cierto que existe una importante inversión por parte del gobierno federal en el estado, no se ve reflejado en los componentes de la competitividad estatal ni en los anuncios de inversión extrajera. En otras palabras, se ha invertido mucho recurso público en el estado, pero no se cuenta con una eficiente gestión del gobierno estatal para diseñar estrategias alienadas con los objetivos de los programas federales que permitan orientar y aterrizar los beneficios a los territorios y a los ciudadanos.
Para muestra un argumento, a la fecha no existe un solo proyecto integral de desarrollo anunciado por parte del gobierno estatal de Salomón Jara, ante esto solo existen dos posibles explicaciones. O ninguno de sus funcionarios, incluido él, no cuentan con la capacidad para diseñar proyectos sostenibles con incidencia social, o simplemente el gobierno estatal seguirá siendo un administrador de los programas y proyectos sociales del gobierno federal. Desafortunadamente, ante este escenario no existe oposición en el congreso del estado, ni en el contexto político oaxaqueño, en consecuencia, y teniendo las elecciones a la vuelta de la esquina, es momento de razonar nuestro voto.