*La hipotética “fiesta de las y los oaxaqueños”, no fue sinónimo de respeto e inclusión
El reclamo de la cineasta oaxaqueña Ángeles Cruz, quien exigió justicia ante las agresiones de las que han sido objeto nuevamente habitantes del municipio de San Miguel El Grande, opacó la algarabía con que funcionarios estatales y federales atestiguaban la realización del Primer Lunes del Cerro en el auditorio Guelaguetza.
Y más tarde, la denuncia pública hecha por el fotoperiodista Edwin Hernández sobre que fue sacado por la fuerza del auditorio Guelaguetza por haber cubierto con su lente la manifestación pacífica de la histrión, dejó al descubierto la intolerancia y represión que existe dentro de la hipotética “máxima fiesta de los oaxaqueños”, que debería ser sinónimo de “respeto” e “inclusión”.
Aquellas dos manifestaciones eclipsaron lo que los funcionarios públicos habían perfilado como una presentación exitosa y sin exabruptos, y revivió los antecedentes de abuso de poder que han marcado la historia reciente de la entidad.
“Por tomar fotos de una cineasta que protestaba en el auditorio Guelaguetza, ya finalizada la primera función, me empezaron a empujar guaruras del Gobernador y un grupo de mujeres que le impedía a ella hacer cualquier tipo de protesta. Al final tuve que salir por otra puerta; me siguieron, me jalaron la acreditación rompiéndola…”, denunció el fotoperiodista a través de redes sociales.
“Durante 16 años cubriendo las Guelaguetza no me había pasado, pese a que ha habido protestas dentro de la función”, condenó y contrastó el comunicador.
Fue tal la labor de acoso y represión del personal de gobierno, que un presunto servidor público pretendió intimidar al periodista con el argumento de que estaba incurriendo en violencia de género por no dejarse empujar por un grupo de mujeres.
Hasta las 10 de la mañana con 30 minutos, los únicos inconvenientes mediáticos que había registrado la primera edición del Lunes del Cerro eran las críticas por parte de algunos visitantes debido a que habían tenido que hacer fila desde la madrugada para alcanzar alguno o algunos de los asientos disponibles de manera gratuita en las partes altas de la sede del espectáculo cultural.
Hubieron personas que tuvieron que esperar hasta 8 horas e incluso más para poder ingresar al escenario; no obstante, eso, por otra parte, podría interpretarse, también, como un éxito por la expectativa generada por el evento.
Sin embargo, minutos después de las 10:30 horas, cuando la segunda delegación de la mañana, Asunción Ixtaltepec, apenas había hecho su aparición, vino el acto que desencajó a los organizadores, cuando Ángeles Cruz tomó su celular y envió un mensaje para sus redes sociales, en el comienzo de una protesta pacífica para exigir una mesa de diálogo inmediata entre representantes de San Miguel El Grande y el titular del Poder Ejecutivo, Salomón Jara, tras los nuevos hechos violentos ocurridos en la agencia Lázaro Cárdenas, este fin de semana.
“Obviamente estoy rodeada de personas que me están vigilando”, soltó Cruz, con un semblante nervioso.
“Pero aquí estamos manifestándonos para tratar de ver al gobernador y que nos dé una cita urgente para resolver el tema de las agresiones que ha sufrido el pueblo de San Miguel El Grande”, dijo la artista en una videograbación de menos de 33 segundos.
Tal y como pasó con el periodista Edwin Hernández, un grupo de mujeres rodeó a Ángeles Cruz para que ésta no pudiera movilizarse.
A las autoridades estatales no les importó que estuvieran varias funcionarias de primer nivel del gobierno lopezobradorista como invitadas especiales para implementar tal acción de intimidación… o quizá por eso lo hizo.
Las agresiones se registraron a pesar de la presencia en la sede de la Guelaguetza de Luisa María Alcalde Luján, secretaria de Gobernación; Rosa Icela Rodríguez Velázquez, secretaria de Seguridad; Leticia Ramírez Amaya, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) o Alejandra Frausto Guerrero, secretaria de Cultura.
Tampoco les importó que estuvieran representantes de naciones árabes y de Estados Unidos.
En el escenario, las delegaciones que participaron en la primera edición del encuentro cultural más grande de Latinoamérica llenaron de algarabía y emoción a las personas que colmaron el auditorio.
Los representantes de Oaxaca de Juárez, Ejutla de Crespo, Pinotepa Nacional, Zaachila, Tuxtepec, Huajuapan de León, Putla de Guerrero, Pochutla y Tehuantepec, entre otros, estuvieron, como siempre, a la altura.
Fuera del escenario, Oaxaca volvió a vivir episodios de represión.