El gobierno oaxaqueño está desperdiciando el apoyo popular que le dieron los electores. Al inicio prometió transformar la vida pública de Oaxaca y los aspectos económicos y sociales que dejaron maltrechos gobiernos anteriores. La “primavera oaxaqueña” estaría sustentada, a cargo de morena, en una abierta lucha contra la corrupción y la impunidad; con servidores públicos honestos y eficientes, y conducirse con respeto y austeridad.
Contrario a estas promesas, decisiones controvertidas han dominado el actuar de los ya no tan nuevos funcionarios, quienes se están confrontando innecesariamente con algunos sectores, sea el mediático, el cultural o dentro del mismo movimiento. El evidente alejamiento con las senadoras, Susana Harp y Luisa Cortés, más el encono con Benjamín Robles y la humillación a Francisco Martínez Neri, ha trascendido a la política nacional. A su favor tiene Salomón Jara el control absoluto de los otros dos poderes del Estado, los órganos autónomos y la estructura del partido, todo ello frente al achicamiento de los partidos opositores.
Aparte del bienestar por los programas sociales, entre la gente persiste la exigencia de atender problemáticas que mejoren su vida en común: más y mejores empleos, salud, urbanización, transporte público, basura, agua, seguridad, vigilancia y justicia. Y cuidar aspectos, hoy sujetos al escrutinio público, como no permitir la impunidad ni tampoco la corrupción en obras, compras y licitaciones. No debe olvidarse que durante los tiempos del priato se hacían grandes negocios al amparo del poder público, por lo que no tienen derecho a repetir dichas conductas: ¿Por qué la gente tiene la percepción de que en Oaxaca no se está siguiendo el modelo de honestidad de López Obrador?
Es obvio que existe una tirante relación con el magisterio, pero también hay otras expresiones sociales, civiles y comunitarias que hace tiempo dejaron de darle el beneficio de la duda a esta administración. Ambientalistas, defensores de derechos humanos, feministas, mujeres activistas y buscadoras de desaparecidos, etcétera, son parte de un mosaico que, así como repele políticas extractivas y perjudiciales para el territorio, para los pueblos, debido a los grandes proyectos capitalistas, gestionan con otras visiones, proyectos y saberes, un perfil diferente para Oaxaca.
Un episodio lamentable constituyó el agravio contra la cineasta Ángeles Cruz, mientras protestaba en el auditorio guelaguetza para urgir castigo contra quienes privaron de la vida a su hermano y a otras personas. Las comunidades artística y periodística cuestionaron que “guaruras” masculinos y femeninos hubieran tratado de impedir que ella se manifestara, contradiciendo al propio mandatario en el sentido de que se está atendiendo el conflicto a pesar de posturas irreconciliables entre San Miguel el Grande y Llano Guadalupe. El Universal apunta responsabilidad a funcionarios de la Secretaría de Gobierno.
Dichos actos de violencia institucional- se afirmó en un documento público- se produjeron “en un evento para los pueblos indígenas (donde) se agrede a aquellas personas indígenas y mujeres que alzan la voz para denunciar la violencia que se ejerce contra ellas o sus comunidades”. La hostilidad alcanzó al fotoperiodista de El Universal, Edwin Hernández, cuando éste cubría la denuncia de Ángeles. Lo anterior, mientras el gobernador y cinco funcionarias federales aplaudían el espectáculo folclórico. Entre ellas dos secretarias de Gobernación, la saliente y la entrante Luisa María Alcalde y Rosa Icela Rodríguez.
Presionado, el gobernador recibió a Ángeles Cruz quien, a pesar de este gesto, replicó que seguirá esperando una solución a casi un año de los acontecimientos sangrientos: “No nos vamos a callar, el diálogo está, ahora sólo falta aplicar justicia, una justicia pronta, porque seguimos en peligro”. La artista había hecho días antes un angustioso llamado de auxilio frente a otro ataque, a la comunidad de Lázaro Cárdenas el 17 de julio, y así había rubricado su mensaje: “En México, en Oaxaca, nos están matando”. Un saludo de mano, ante el semblante duro y frío de Ángeles Cruz cerró este episodio el miércoles, pero el daño ya estaba hecho.
Es momento de recordar la rudeza con que se ha tratado a comunicadores y a varios medios, lo que afecta el ejercicio de la libertad de expresión, además de contribuir al malestar que se refleja en la conversación pública. ¿A poco se ignora que los medios de comunicación son factor importante para la gobernabilidad?
Cuando se va perdiendo el bono democrático, a causa de una mala gestión en la comunicación política, lo más sensato es controlar la incontinencia verbal, corregir el rumbo, hacer cambios donde se generen problemas y seguir adelante, porque vienen cuatro años cruciales para la entidad oaxaqueña. Ya no va a estar López Obrador, sino Claudia Sheinbaum.
@ernestoreyes14