Pareciera que entre tanto jolgorio, ocurrencias, glotonería, guelaguetzas, fiestas, calendas, mezcales, folklor, pasarelas de funcionarios encabezados por la secretaria de Turismo… se quisiera ocultar el fracaso de un régimen que ya invade peligrosamente las mojoneras del autoritarismo al no poder cambiar la realidad de Oaxaca. Cuando no halla soluciones para su diacronía de errores, se ha consagrado en limpiar del escenario huellas de regímenes pasados, principalmente del muratismo, aunque no con el éxito deseado porque su presa mas codiciada, Alejandro Murat, ha sido puesto fuera de su alcance por Andrés Manuel López Obrador y la presidenta Claudia Sheinbaum. Puede ser que este fracaso de no poderle echar el guante al cachorro del muratismo, o la interminable procesión de manifestantes que día y noche mantienen sus campamentos frente al mismo palacio de gobierno, carreteras y oficinas públicas, en demanda de promesas, minutas y compromisos incumplidos. Estas protestas son cada vez más frecuentes y trastornan la vida cotidiana de quienes viven en la capital como en otras partes del estado donde se producen estos conflictos por el descontento de la gente que nunca encuentra las soluciones que les promete el gobierno, y cuyas demandas consisten en empleo, vivienda, productos básicos baratos, apoyos al campo, caminos, escuelas, pero sobre todo justicia y seguridad. Es cierto que los gobiernos anteriores, ya no digamos desde la caída de los regímenes de Mayoral Heredia, Sánchez Cano y Manuel Zárate Aquino, sino de todos los raterazos que le siguieron, siendo los más paradigmáticos Ulises Ruíz, José Murat y su hijo Alejandro Murat, el mexiquense que llegó con una banda de paisanos a vaciar las arcas de Oaxaca. El mismo rumbo parece llevar “el gobierno primavero” que ya empieza a chapalear en los pantanos de la corrupción. No se les está acusando de otra cosa, como dijo el diputado carrancista Luis Cabrera
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TAL vez el cansancio de tantos jolgorios, gozonas, de guelaguetzas, calendas y celebraciones todo el año, tengan irritado al gobierno y hayan rebasado los límites de la tolerancia y si a esto se suma las marchas y manifestaciones diarias, los bloqueos de calles y carreteras, la toma de oficinas públicas, pero sobre todo esa necedad fracasada de querer cambiar la realidad de Oaxaca a su modo, es lo que ha orillado al régimen morenista a adoptar políticas muy peligrosas de soberbia, egocentrismo, de represión y autoritarismo. La verborrea palaciega con la mediocracia sumisa para contener esa crisis y esa inestabilidad social que se acrecienta por falta de atención y soluciones. Los conflictos se acrecientan cada vez más porque solo se quieren solucionar con diálogos, promesas, minutas, fotografías y videos que no solo sirven para fichar a la población, sino para testimoniar que el gobierno va al encuentro con la gente que hace reclamos. El gobierno se irrita y se pone como puercoespín cuando se le reclaman soluciones a las promesas que hizo en campaña y no deja de hacer comparaciones con los regímenes anteriores. “No somos iguales” insiste, pero no deja de adoptar muchas de las políticas y usos y costumbres del ancien régime por más que se ostenten como izquierdistas adoctrinados y que vienen de la lucha social, la cual ahora se ve, los llevó al poder, y se marean para ver a los de abajo desde los balcones del palacio de Gobierno. Tal parece que “el gobierno primavero” no quiere abandonar el aquelarre de su entronización hace dos años, y no permite que a su círculo mafioso se acerque la chusma a demandarles soluciones a sus crisis. Pero en tanto sigue el jolgorio primaveral los oaxaqueños están expuestos a un terrorismo letal que significan los carteles de la delincuencia organizada que ya están en la misma capital del Estado, por lo que los crímenes, asaltos y desapariciones forzadas aumentan considerablemente, no se diga de los feminicidios; y para que la fama de Oaxaca continúe en las marquesinas del mundo, ahora se exhibe la reciente desaparición de la enfermera del ISSSTE Judith Vianney Toledo Santos, y por cuyos hechos nuevamente la ONU hace urgente recomendación al gobierno mexicano para su pronta búsqueda y localización. Se desconocen las causas o lo que quieren ocultar, para que la Secretaría de Seguridad Pública no quiera presentar las grabaciones de las cámaras ubicadas en las puertas de ese nosocomio con lo que se podría saber si alguien la esperaba, si abordó un vehículo o fue secuestrada. El otro caso que le ha dado la vuelta al mundo también por desaparición forzada es el de la defensora de los Derechos Humanos Sandra Dominguez Martínez y de su pareja Alexander Hernández Hernández. De ambos casos no hay ninguna pista.
So long