A la inolvidable Chamé, a 18 años de su dolorosa partida.
A medio río, al gobernador de gozonas, la algarabía, el folklor, las promesas y el discurso estrambótico, se le ocurre cambiar de caballo. La analogía del cambio en el río y en el Palacio de Gobierno se produce cuando el mandatario anuncia que habrá relevos en su gabinete, lo que no puede considerarse que vaya a ser benéfico para Oaxaca, al contrario, puede resultar contraproducente pues no aclaró si los cambios son por ser necesarios, por infuncionales u otros motivos; o porque el acuerdo, como cuates fué darles chamba solo durante dos años y luego un despido con un fabuloso bono de muchos ceros para comprarse un rancho o instalar un mega negocio de poca. Al mandatario oaxaqueño -como siempre- le gusta jugar a las escondidas con la realidad y mantener el suspenso barajeando o elucubrando quiénes se irán y quiénes llegarán a ocupar esos cargos, pero nunca se sabrá si los que llegan son mejores, iguales o peores que los que se van. Por lo pronto ya hizo el anuncio ecuménico de que la presidenta municipal de Tehuantepec llegará al Palacio de Gobierno. En su pasarela semanal, anunció a la mediocracia agachada que en su próxima conferencia hará por lo menos cinco cambios, entre ellos el de las infraestructuras, el ulisista Netzahualcóyotl Salvatierra, aunque no se dice si también se irá Donato Vargas, del que todo mundo supone que no abandonará el cargo por un pacto secreto que hay entre él, el gobernador y el secretario de Gobierno. Ni en los corrillos palaciegos y mucho menos en el pueblo, el anuncio ha despertado interés, debido al perfil y trayectoria de insignes desconocidos que como los de hace dos años llegaron a formar el gabinetazo primaveral, aunque no precisamente todos ellos eran morenistas. Hay cambios que son necesarios y que la gente vería con buenos ojos, pero esos no se harán, así sean los mas corruptos y despilfarradores de los dineros públicos. “Por sus frutos los conoceréis” dijo Lukas, el evangelista. Quienes dejan sus oficinas oliendo a azufre, no se ve que hayan hecho algo extraordinario y los que se quedan tampoco se ve que se preocupen por las crisis de los oaxaqueños, que tendrán que esperar a las obras que se harán con los nuevos presupuestos del gobierno federal, y que ya ha prometido la presidenta Claudia Sheinbaum, por lo que el gobernador seguirá presumiendo de ese impulso presidencial con las infraestructuras como lo sigue haciendo con los apoyos recibidos de la administración de López Obrador. Sin el apoyo federal del régimen lopezobradorista, Oaxaca sería un desastre.
***
AHORA que vienen los cambios, sería bueno saber qué se van a llevar los que se van, porque el gobernador nunca va a decir porqué los releva, si por incompetentes o corruptos y tampoco serán obligados a rendir cuentas de los recursos que manejaron. Lo mismo sucederá con los nuevos funcionarios, pues nadie los evaluará, y podrán ser gente de confianza del mandatario… pero no confiables. Se desconocerá si tienen experiencia o son amateurs para los cargos que ocuparán, por lo que se corre el riesgo de que no se observe ningún cambio sustancial ni se desarrollen políticas y programas sociales, tan necesarias en comunidades donde se concentra la pobreza y el subdesarrollo, como ocurrió con el régimen de Alejandro Murat que gobernó con sus paisanos mexiquenses. Hay seguridad en todo Oaxaca, ha dicho el gobernante; y ha prometido después de dos años, poner por fin la basura en su lugar, pacificar los pueblos triquis, dotar de agua a Oaxaca para los próximos 50 años, acabar con la corrupción -pero no dijo si la que ya existe en su administración, o nada más la muratista. Para el gobierno primaveral no se pone el sol en eso de prometer mudar a Oaxaca a un primer mundo; de mantenerlo como uno de los Estados mas seguros del país, en donde la criminalidad disminuye cada vez mas, rehusándose a aceptar las cifras escalofriantes de organizaciones civiles que dan a conocer, por ejemplo que en los dos años de este sexenio se han cometido 201 feminicidios y 91 en lo que va de este año. El régimen morenista no solo rechaza, sino condena las críticas de algunos medios independientes que no van con sus latas de manteca a untar al virrey en sus conferencias de prensa con sus obviedades. Cuando alguien fuera de ese círculo de la mediocracia aduladora hace una crítica, se les alborotan los piojos en las axilas, como sucede con el secretario de Gobierno cuando se difundió que estaba haciendo un fabuloso negocio a la sombra del poder. Sin duda que estos actos de corrupción seguirán ocurriendo en este gobierno de izquierdistas trasnochados. So long raza.