Para Enrique de Jesús
Cuánta razón asistía a los escépticos cuando con funestos vaticinios adelantaron la forma en que gobernarían Oaxaca los izquierdistas adoctrinados que hace mas de dos años tomaron el poder con banderas de luchadores. El gobernador y su corte de insignes desconocidos no se cansan de repetir que provienen de la lucha; pero será de esa lucha que hicieron para llegar a la gubernatura del Estado; como quien dice, de borracho a cantinero. Casi a tres años de distancia, no se observa ningún cambio, salvo la acuarela que pintan de la realidad de Oaxaca, que no es mas que un maquillaje de mas de dos mil obras que dice el gobernador que han hecho en lo que va del sexenio, pero el único monumento al ego que se ve es el parque Primavera, que extrañamente la presidenta de la República no ha aplaudido, a pesar de que no hay otro igual en alguna parte del mundo, como presume el mandatario. Esa arrogancia, soberbia, egocentrismo, chovinismo, autoritarismo… no le permiten al morenismo cumplir no solo con sus promesas de campaña, sino con los compromisos que hace durante sus conferencias ante una mediocracia atolondrada y en sus recorridos territoriales de gozonas, firma de minutas y folclor. Oaxaca no puede ir muy lejos con un régimen que ante la crisis social, negando la realidad, se hace que la mosca se le para en la nariz, pero no por ello deja de perseguir a fantasmas del pasado y demonizar a regímenes que le antecedieron, -principalmente el muratismo- pero paradójicamente hacen peores cosas que sus antecesores, los Murat, Ulises Ruiz, Gabino Cué… en fin, las mismas prácticas del priato. “No somos como ellos”, dice el gobernador, pero hacen lo mismo; no somos corruptos, pero ya se ahogan en sus propios lodos; no somos un gobierno represor, pero ya hay muchos ambientalistas, defensores de Derechos Humanos, opositores a la minería y al corredor interoceánico muertos. No somos iguales, pero en lo que va de la administración PRImaveral ya van 128 feminicidios, que las autoridades etiquetan como crímenes dolosos en muchos casos. No somos como ellos es el estribillo que sale del palacio de Gobierno, pero es el régimen que tiene mas desapariciones forzadas y crímenes de Estado, ya no se diga de la oleada de muertes que causa la delincuencia organizada.
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A casi tres años de distancia, ni la misma ciencia podría explicar porqué el gobierno morenista de Oaxaca se rehúsa a reconocer la realidad. En todo este tiempo ha dedicado todo su esfuerzo a mentir al pueblo oaxaqueño. Nunca ha hablado con la verdad y en sus conferencias de prensa no hace mas que difundir un engañoso desarrollo maquillado con obras de relumbrón, como es el mismo parque PRImavera con el que podría justificar todo el plan de trabajo del sexenio. Al gobierno de izquierdistas trasnochados le irritan también las críticas cuando se le mencionan, por ejemplo, que el que gobierna es el nepotismo, encumbrado por el mismo mandatario, el secretario de Gobierno, el Rasputín del gobernador, el tal Geovani y la mayoría de integrantes del gabinete morenista. También se erizan cuando se trata de rendir cuentas claras, como en las oficinas donde se manejan los recursos públicos a discreción, una de las cuales sería la de turismo, cuya titular ha sido muy cuestionada por los medios. El gobierno tampoco desea que se hable de Oaxaca como un lugar inseguro y pierde la compostura cuando en medios confiables se publica el escalofriante número de feminicidios, homicidios y desapariciones forzadas. Tampoco se refiere al affaire de Donato Vargas, ni al caso de las tres activistas desaparecidas. Esta ha sido la práctica reiterada de los regímenes autoritarios de olvidarse de los casos que más les incomodan. Su única respuesta es que “antes no se decía nada”. Tampoco ahora quiere que se diga.
So long raza.