-Con una camisa verdecita y un pantalón de mezclilla partió Abad a Estados Unidos; a 20 años de su partida podrá reunirse con Rosa, su madre
Jazmín GÓMEZ
Con una camisa “como verdecita” y un pantalón de mezclilla, tenía 18 años cuando Abad salió con una mochilita en mano de la casa de su mamá, quien le dio la bendición encomendándoselo a la “Juquilita”.
Han pasado 20 años desde aquella tarde en que Rosa Cruz Coronel no volvió a ver más,
físicamente, a su hijo.
– Mamá me voy
– ¿A dónde te vas?
– Me voy pa´l norte
– ¿Pa´l norte?, pero ¿por qué?
– Porque me voy a trabajar, para después mandarte dinero
Recuerda Rosa que fue la conversación entre ella y su hijo en la cocina, donde diariamente hace las tortillitas a mano que comerá su familia.
Reconoce que pensó mucho antes de “conformarse” con la idea de que su hijo se iría a Estados Unidos.
Rosa acostumbraba a esperar a Abad afuera de su casa, cuando llegaba de trabajar o de salir con sus amigos, podía entrar con él, cerrar la puerta y dormir tranquila. Con su partida, eso no sería igual.
Pasaron los días después de esa tarde fría en que su hijo partió hacia Estados Unidos en busca del llamado “sueño americano”, veía hacia la calle, se ponía nerviosa, nadie le daba noticias de cómo estaba su hijo, hasta que al mes recibió una llamada de teléfono, corrió hasta la caseta, los pies le temblaban y se le enredaba.
“Mamá ya estoy por acá, ya estoy trabajando, no pienses en mi”, fueron las palabras de Abad en su primera llamada con Rosa, mensaje que la dejó un poco más tranquila porque sabía que su hijo estaba seguro, sin el peligro que implica irse en calidad de migrante a Estados Unidos.
Rosa es ahora una de las 41 personas beneficiadas del programa “Guelaguetza Familiar” implementado por el Gobierno del Estado a través del Instituto Oaxaqueño de Atención al Migrante, que busca propiciar la reunificación familiar e intercambio cultural de migrantes en Nueva York y California en Estados Unidos.
En unos días más Rosa podrá reunirse con su hijo y disfrutarlo por diez días, así como conocer a su nuera y a su nieto de 3 años de edad.
Rosa Cruz Coronel tiene 62 años de edad, vive en el Barrio San José de Zaachila, y dice sentirse muy contenta de poder ver otra vez a su hijo, quien se encuentra en Nueva York.
Cuando lo vea, lo va a abrazar, a besar y decirle “gracias mi´jo porque viste para que yo viniera, a ver qué va hacer conmigo, a ver a dónde me va a llevar”.
Sabe que Abad no es el mismo chico delgado que había estudiado el Centro de Educación Tecnológica Agropecuaria y Forestal (CBTA), que ganaba cien pesos al día trabajando por varias horas en una panadería y que no sabía inglés.
“Aquí mucho se mata uno, mucho mamá, apenas y tengo para que los mantenga, mejor me voy por allá, aunque usted no quiera me voy porque voy a ganar un poquito más”, recordó la afligida madre.
Fue aquél momento hace 20 años en el que su hijo tuvo que conseguir más de 10 mil pesos para pagarle a la persona que le ayudaría a cruzarlo para el otro lado.
Actualmente familias de migrantes han declarado que llegan a pagar hasta 60 mil para cruzar de forma ilegal de México a Estados Unidos.
Abad consiguió trabajo en un restaurante donde su patrón “es muy bueno, le dio permiso por diez días para que esté conmigo, él está contento porque voy a llegar, porque siempre me dice que se viene pero no sabe cuándo”, revela.
-Desde que se fue ya compró dos lotes, aun no los cerca ni hace su casa porque encontró mujer y tuvo a su hijo, además dice que paga renta, luz, que también todo es caro en Estados Unidos. A mí a veces me manda mil 500 o 700, lo que le alcanza porque con su niño y su esposa dejó de trabajar, al nene le pegaban en la guardería, comenta Rosa.
En estos 20 años Rosa ha aprendido a usar el teléfono celular para recibir las llamadas de su hijo Abad, sigue haciendo tortillas y su esposo Isidro López Morales continúa sembrando para consumo propio maíz y frijol, él gana 150 ó 200 pesos cuando trabaja con otra persona.
Cuando Abad le habla, a Rosa le causa cierta risa, su hijo dice mucho “ohhhh, como que les cambia el tono de la voz, puro así habla” sabe que poco a poco se irá acostumbrando con el cambio de ese hijo que ahora tiene más de los 30 años.
Rosa, espera poder hablar con su hijo sobre cuándo va a regresarse a Oaxaca, que mande dinero para cercar sus lotes, para hacer al menos un cuarto en el terreno que compró hace años y viva ahí con su esposa. Cree que aquí en Oaxaca, Abad podría salir adelante dedicándose a la panadería.
MÁS DE 2 MILLONES DE PERSONAS DE OAXACA, VIVEN EN EU
De acuerdo a la directora del Instituto Oaxaqueño de Atención al Migrante, Aída Ruiz García, se estima que al menos 2 millones de oaxaqueñas y oaxaqueños en condición migrante, viven en estados como California, Washington, Oregón, Arizona, Texas, Florida, Nueva York, Nueva Jersey y Georgia, principalmente.
Mediante el programa Guelaguetza Familiar que impulsa por primera vez el Gobierno del Estado, 41 familias migrantes podrán reunirse, el IOAM brindó a los beneficiarios asesorías para el trámite de Pasaporte Mexicano ante la Secretaría de Relaciones Exteriores y llenado de la aplicación del formulario DS-160, el cual debió ser presentado por internet antes de la cita en la Embajada de EU.
Del total de personas beneficiadas, en su mayoría personas adultas mayores, 21 podrán ser trasladadas a Nueva York y 20 a California, quienes podrán estar allá por 10 días este mes, van a poder convivir mediante un intercambio cultural, un espectáculo de Guelaguetza y con sus familiares.
Los dos grupos de personas que se van, están siendo apoyados en sus gastos por la organización Mesenas y la organización “Inmaculada Virgen de Juquila”, al ir en calidad de delegados culturales.