Jazmín GÓMEZ
Mientras un grupo de mujeres cocina en los anafres improvisados de las jardineras, se escucha una voz entre los portales: “una ayudadita por favor”… y a un costado “cómprame dulces, son a peso y son de café”, la voz de otro vendedor.
Del otro lado, cerca de la fuente una mujer adulta mayor, al parecer enferma de sus facultades mentales hace sus necesidades fisiológicas. Es la Plaza Constitución de la Ciudad de Oaxaca, conocido como el zócalo de la Ciudad.
Los olores del humo de anafres del grupo de desplazados del FP 14 de Junio que ya ampliaron su campamento provocan que una niña se ponga a toser en uno de los restaurantes de los portales, mientras que a no más de 20 pasos un árbol sirve de sanitario público improvisado.
En otra esquina, por Miguel Hidalgo se visualiza a un vendedor de tamales y atole, cerca luce la coladera y más cerca aún se desprenden los olores fétidos de orines y excremento en la parte trasera de la Catedral Metropolitana.
Un perro sucio se pasea también entre las jardineras, mientras que un grupo de personas conocidas popularmente del “escuadrón de la muerte” ocupa las fuentes históricas para sus reuniones matutinas.
Frente a Palacio de Gobierno ya no hay espacio más para organizaciones, los corredores siguen ocupados por grupos divididos de desplazados de San Juan Copala, y enfrente, entre Bustamante y Guerrero se encuentra un Centro de Acopio de la organización disidente del Frente Popular Revolucionario, llamada Corriente del Pueblo del Sol Rojo.
Así luce nuestra Plaza de la Constitución de la Ciudad de Oaxaca, la cual data desde 1529, trazada por Juan Peláez Berrios, en donde las jardineras son baños, basureros o refugio de grupos que se dicen de desplazados.
Entre los portales locales y turistas nacionales no pueden comer sin que personas de la tercera edad pasen a pedir ayuda, niños y niñas que podrían ser víctimas de explotación laboral o de trata vendiendo chicles, cadenas o rebozos de Chiapas.
Nuestro zócalo está olvidado, este espacio histórico que se viste de fiesta en la Noche de Rábanos el 23 de diciembre y el 24 en Noche Buena. El mismo en donde se lleva a cabo el 15 de septiembre la conmemoración del Grito de Independencia de México.