El 4 de enero del año 2014 tuve la enorme dicha de tomar posesión de las parroquias de San Ildefonso Villa Alta y Santiago Camotlan. Los sacerdotes el día de nuestra ordenación sacerdotal prometemos obediencia al Obispo y en ello vemos la voluntad de Dios en nuestras vidas. A partir de mi llegada conocí el gran amor y respeto al Santo Entierro de Cristo, y en esta ocasión quiero compartir con ustedes acerca de cómo es la historia de tan Sagrada y milagrosa imagen.
Tuve la dicha de platicar con el profesor Abraham Luna Sandoval, gran conocedor de la hermosa historia de Villa Alta y autor del libro “Datos para la Historia de Villa Alta” (segunda edición, 2017); y con Doña Carmen Orozco Alarcón, quien amablemente accedió a platicarme sobre el tema.
Empecemos por lo dicho por el profesor Abraham: “Los cristos negros crucificados son de origen centroamericano, fabricados en madera de caoba y especialmente traídos de Guatemala. Los cristos negros acostados, es decir de cuerpo entero, son fabricados del corazón de la caña de la milpa y son de origen Filipino. Lo más acertado es que llegaron a nuestro país por Acapulco y estaríamos hablando de un aproximado de 3 meses y 6 días de viaje. Otra explicación es que esa escuela de fabricación haya llegado a nuestro país y hayan sido fabricados en Mexico.”
¿ En qué año llegó o desde qué año la Sagrada Imagen se encuentra en Villa Alta? “No sabemos el año exacto de su llegada, lo más probable es que haya sido a principios del siglo XVII”.
Dejemos ahora hablar a Doña Carmen: “Llegó un señor de edad avanzada, con bastón, de tez morena y fuerte aún, quien ofreció su trabajo al párroco, para fabricar la imagen del Santo Entierro de Cristo. El párroco aceptó y junto con la anuencia de la autoridad y el pueblo aceptaron el trabajo que ofrecía este humilde señor de tez morena. Lo que él pedía era suficiente cañuela para trabajar y que lo dejaran trabajar sin molestarlo, él traía su propia comida y solo aceptó un poco de agua. Se siguieron sus instrucciones al pie de la letra, nadie lo molestó durante días y noches que trabajaba arduamente y durante los cuales nadie lo veía. Después de varios días salió y llamó al párroco y al pueblo para que vieran la imagen; el pueblo quedó asombrado de tan bella escultura y, en lo que lo admiraban, él pidió tiempo para ir por sus cosas; pero nunca más lo volvieron a ver. Buscaron el lugar donde había trabajado, pero estaba totalmente limpio y no había ningún rastro de él; mientras que ya tenían el dinero para pagarle el trabajo. Lo sorprendente es que la imagen tiene el mismo rostro de aquel que lo fabricó y desapareció…”
Sigamos escuchando a Doña Carmen: “Se cuenta también que algunas comunidades se habían organizado para atacar a Villa Alta y que estaban ya preparadas, cuando pasó ahí un anciano de tez de morena y les preguntó qué hacían y ellos le explicaron sus intenciones; él les dijo que mejor se fueran, porque los de Villa Alta los superaban en cantidad y armas; uno de ellos se asomó y vio a mucha gente en el centro; mejor desistieron de su objetivo y se fueron, y aquel anciano con bastón desapareció. Cuentan que mucho tiempo después uno de los que quisieron atacar a Villa Alta vino al templo, y cuál fue su sorpresa que el rostro del Santo Entierro era el mismo que el rostro de aquel anciano que vieron en el mirador” .
Lo que como párroco de esta comunidad he escuchado, son muchos testimonios de fe y agradecimiento. Cuando algo se le promete al Santo Entierro hay que cumplirlo, no dudar, no renegar y ofrecerle todo con fe y amor.
Los invitamos a venir a conocerlo y a fortalecer nuestra fe.
Pbro. Joel Mendoza. Párroco de San Ildefonso Villa Alta y Santiago Camotlan.
Tercer viernes de Cuaresma de 2018. Oaxaca, Mexico.