Al hablar en un evento de campaña en Guerrero, el pasado 11 de abril, José Antonio Meade, ofreció: “Vamos a hacer las inversiones necesarias para abastecer de agua potable a Taxco y vamos a hacer lo mismo en Tixtla, terminaremos la presa y el acueducto”.
Lo cierto es que la presa ni siquiera ha sido proyectada oficialmente y el acueducto no existe y tampoco hay planes para construirlo.
El presidente municipal de Tixtla, Hossein Nabor Guillén, confirmó a Verificado 2018 que no hay ningún acueducto y que la presa a la que hace referencia el candidato todavía no cuenta siquiera con un proyecto de obra.
Esta presa se acordó en 2017. Ante la declaratoria de emergencia por la falta de abastecimiento de agua que se aprobó desde 2016, tanto la Comisión Nacional del Agua (Conagua) como la Comisión de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento del Estado de Guerrero (Capaseg), proyectaron construir una nueva presa en Tixtla, que permitiría mejorar la distribución y almacenamiento de agua potable para el municipio.
La presa existente, construida en 1977 para abastecer a 10 mil habitantes, no es suficiente para suministrar agua a los 33 mil habitantes actuales. Además, existe un azolve natural en la presa que ha reducido su capacidad en un 30% o 35%.
Nabor Guillén precisó que “ya se están haciendo algunos pozos que mitigan el problema, pero no lo resuelven”, y añadió que “la alternativa más viable para solucionar el desabastecimiento de agua potable es la construcción de una nueva presa.
“Tenemos un estudio de factibilidad que nos dice que cuesta 190 millones de pesos, aunque todavía no hay un proyecto, porque sólo el proyecto cuesta cinco millones de pesos”.
En contraste con lo que dijo en su discurso en Guerrero, en los compromisos de campaña, Meade incluye que debe construirse —no concluirse— una presa en la región. E incluso habla de construir un acueducto, aunque las autoridades locales han dicho que no es necesario.
Problemas con el agua
Nabor Guillén señaló que uno de los problemas graves con el agua en el municipio son los desbordamientos de la Laguna de Tixtla que, aunados a fenómenos meteorológicos, han generado inundaciones.
En 2013, con el huracán “Ingrid” y la tormenta tropical “Manuel”, los resumideros que daban salida al agua pluvial de Tixtla colapsaron, provocando que se inundara una tercera parte de la ciudad.
“Lo que Tixtla necesita para solucionar a fondo el problema de la laguna es el túnel canal”, explica Nabor Guillén.
“Los cárcamos de bombeo funcionan, pero no son suficientes para lluvias atípicas. Meade hizo un buen intento de hablar del tema, pero lo hizo equivocadamente, no lo asesoraron bien”, añade.